lunes, 31 de octubre de 2005

Pensamiento y acción

Immanuel Kant (1724-1804) es un filósofo que creó un modelo del ser humano. En mi opinión es, más que un filósofo, un amante de la ciencia y del conocimiento, y sus obras habrían sido más significativas, en el mundo científico, si hubieran sido tomadas como un modelo y no como una "definición del ser humano". En tal sentido, podrían haber sido desarrollados los diversos temas que componen su modelo en una forma que los hiciera progresivos hacia modelos cada vez más provechosos para nuestra manera de ver el mundo como seres humanos.
El desarrollo presente de los computadores (considerados como procesadores de información y no como simples calculadoras) y la psicología serían, para un pensador como Kant, un fertilizador de maneras de pensar acerca de la naturaleza del ser humano. En particular, a pesar de haber leído algo y de estar en un proceso de aprendizaje continuo, me doy cuenta de que, en mi caso personal, debo haber nacido con una limitación bastante grande para acceder a los niveles de conciencia y conocimiento que me permitieran una mayor satisfacción conmigo mismo. Y me doy cuenta de que, como en el caso de los computadores, en las que se mide la velocidad en múltiplos de una unidad denominada hertz (múltiplos superiores a los gigahertz: mil millones de hertz), mi velocidad de procesamiento es de las menores que pudiera pensar.
Pareciera que mi conducta personal ha sido modelada en los automatismos de reacción provocados por mis primeras experiencias de la niñez, o por algunos factores genéticos que me impidieran madurar en una forma más satisfactoria para mí mismo (y, seguramente, para cuantos me rodean). En efecto, he llegado a darme cuenta de que los "modelos de ser humano" que, de alguna forma desconocida para mí, tengo en mi "pensamiento", no me son accesible mediante el aprendizaje normal, pues implican tareas o condiciones que, por algún motivo, no forman parte de mis intereses inmediatos. Y es que la inmediatez parece ser el único motivador importante, para mí, y no parece estar de acuerdo con mis deseos de largo plazo, o algunos prejuicios internos, nacidos en formas que no me son accesibles, que actúan como obstáculos insalvables.
Eso que denomino inteligencia parece estar relacionado más con un factor de conciencia y memoria que con el aprendizaje y lectura de obras, e incluso con los discursos de personas que considero intelectualmente capaces. En la historia, que a veces ha sido un motivo de mi interés, encuentro que el único personaje inteligente que conozco (aparte de los guías espirituales y los santos) es Sócrates (470-399 a.c.), pues, el solo hecho de afirmar "yo sólo sé que no sé nada" muestra su capacidad de tomar conciencia de que el simple hecho de tener alguna información no significa que sepa algo... aunque, también es verdad, que el hecho de poder desmenuzar los argumentos propios y de extraños en la forma en que lo hacía, debió indicarle que estaba en mejor posición que otras personas, porque, por lo menos, podía señalar lo que no sabía ( incluso esto, lo expresó cuando se le dijo que el oráculo de Delfos lo consideraba el más sabio entre los hombres).
Para mi manera de ver, una persona sabia es aquella capaz de vivir e interactuar con los demás en una forma equilibrada, aceptando al otro tal cual es y aceptándose a sí mismo en forma dinámica, que evoluciona cada vez más en el autoconocimiento y el conocimiento de cuanto le rodea, sin necesidad de imponer su criterio, y cooperando con cuantos le rodean de la manera más provechosa y funcional. Hacia allá espero dirigirme... y, creo, que los demás seres humanos tienen el mismo objetivo, aunque, tanto para ellos como para mí, como yo lo veo, tal dirección sea inconsciente (automática).

domingo, 30 de octubre de 2005

Emocionalidad

Cuando me refiero a las emociones, parece que en mi mente surgieran el miedo, la ira, el amor y el odio como representaciones evidentes. Sin embargo, me doy cuenta de que las emociones no aparecen tan específicamente, sino que siempre involucran una mezcla de sentires que pueden llegar a ser confusos y difíciles de definir. Más aun, he llegado a identificar mis estados de ánimo como situaciones que me resultan desagradables, aunque la parte emocional específica que los genera no me sea evidente, y abarcan un amplio panorama ante el cual mi situación personal me resulta coloreada en forma poco realista. Como sentirme bien en un día lluvioso, y percibirlo con matices que lo hacen provechoso, o el sentirme decaído en un día hermoso y asoleado y carecer de la energía necesaria para enfrentar actividades sencillas.
Me he dado cuenta de que el simplemente observar mi estado interior es una gran herramienta para poder manejar las situaciones irreales que mis estados de ánimo suscitan. No queriendo decir ésto que la situación interna cambie inmediatamente, pero comienzo a darme cuenta de que las situaciones, personas y circunstancias que me rodean no tienen nada que ver con la forma en que se me presentan. Y que, en determinadas circunstancias, debo ser cuidadoso con mi manera de comportarme ante las personas con las que convivo o trato. Esto ha contribuído a aceptarme un poco mejor, pues, al darme cuenta de mi naturaleza emocional, puedo tener una mayor compasión por mi personalidad... y, consiguientemente, por cuantos me rodean.
Aunque tengo un largo camino por recorrer, sigo buscando el sentido de todo cuanto hago, siento y padezco... y el de todo lo que me rodea.
Me doy cuenta del porqué algunos pensadores antiguos consideraban peligrosos a los poetas. En efecto, los poetas tienden a evocar en sus oyentes (o lectores) emociones y pensamientos no consecuentes con la realidad, sino con una manera de ver la realidad. Y, si la persona afectada no tiene suficiente autoconciencia, puede ser conducida a estados de ánimo y procederes inadecuados para ellos mismos y para la comunidad que los rodea. Y, aunque personalmente creo en la libertad para que cada cual elija libremente las situaciones y experiencias que mejor le parezcan, comprendo que la carencia de una formación temprana de valores personales consistentes y coherentes con la persona y la comunidad, puede conducir a efectos destructivos de determinadas interacciones e influencias externas. Esta también fue, probablemente, la motivación de algunas instituciones para prohibir determinados libros y publicaciones.
Hoy en día yo sería partidario de una mejor educación humanista más que a una prohibición de experiencias (sean lecturas o interacciones), porque cada persona es un ser que evoluciona a través de sus propias circunstancias de vida. Incluso un gobierno en el que el grupo gobernante se constituye en punto de referencia de "lo que es verdad y lo que es aceptable" es el más perjudicial de los sistemas conocidos por los seres humanos. Y esto sería igualmente perjudicial en el caso de tratarse de personas de elevado nivel intelectual y moral, por cuanto, como seres humanos, siempre tendremos la limitación de tener un punto de vista parcial e incompleto. Solamente el libre intercambio de experiencias y puntos de vista puede conducirnos a evolucionar en forma creativa y funcional como grupo, de la misma manera en la que evolucionamos como personas desde nuestra infancia.

Crítica, juicio y prejuicio

Para mí, la palabra "crítica" siempre ha tenido la connotación de "negativo". Tal vez se deba a que, generalmente, lo he visto asociado a la declaración de aspectos negativos de personas, situaciones y circunstancias. Sin embargo, en una reflexión más sosegada del término, encuentro que se refiere a "evaluación", e incluye aspectos positivos y negativos. En tal sentido, el equilibrio sería lo que calificaría a una "crítica" de apropiada, pues equivaldría a señalar "lo que" el que critica aprecia en aquello que es objeto de su crítica.
Por su parte, el juicio es simplemente una afirmación o planteamiento sobre algún aspecto o tema en consideración. Se trata, en consecuencia, de una apreciación personal por parte de quien enuncia la afirmación o planteamiento en cuestión.
El prejuicio no es algo que se enuncia, sino algo que se considera adscrito o formando parte de una afirmación o planteamiento determinado, o de una actitud o manera de actuar o reaccionar ante determinados hechos o circunstancias.
Ahora bien, se me ocurre pensar que toda crítica y todo juicio tienen incluídos prejuicios. En efecto, todos hemos adquirido experiencias y conocimientos durante el curso de nuestra vida, que pueden o no pertenecer a la comunidad en la que nos desenvolvemos. Por consiguiente, todo juicio y crítica es una apreciación personal que puede incluir sutiles, aunque indiscernibles, prejuicios, no compartidos por la comunidad, que pueden invalidarlos en miras a los objetivos perseguidos en dichos enunciados. Y esto puede referirse a temas de naturaleza, incluso, de ciencia y conocimiento. Es aquí donde podemos hablar de la "transparencia" de determinadas maneras de ver las cosas y situaciones, que, por involucrar nuestra "manera de ver el mundo", no pueden ser "vistas" en nuestros juicios y críticas.
Como yo lo veo, cuando nos damos cuenta de nuestra personal naturaleza humana en forma más consciente, es inevitable que comencemos a ver lo que hacen y dicen los demás bajo una perspectiva más equilibrada. Y, probablemente, si aprendiéramos desde niños a observarnos a nosotros mismos (física, emocional y mentalmente) podríamos tener una mayor aceptación respetuosa hacia las personas, situaciones y mundo que nos rodean, y a buscar términos de conciliación y coincidencia antes que intentos de superación, ganancia y conflicto.

viernes, 28 de octubre de 2005

Conocimiento y conciencia

Conocimiento y conciencia comparten un elemento común que es el saber. Conocimiento es saber que compartimos con otros. Conciencia es saber conmigo mismo. Hubo una etapa de mi vida en la que conciencia significaba "sentimiento de culpa", más como instrucción religiosa que como conocimiento responsable acerca de mi mismo y mis acciones. Actualmente reconozco que la conciencia es lo que puede conducirme, paulatinamente, a "ser humano racional", por cuanto es un darme cuenta de las posibles consecuencias de mis acciones en una etapa previa a su ejecución y a tomar para mí la responsabilidad por las posibles consecuencias, sin acudir a excusas posteriores que invoquen influencias, presiones e incluso situaciones emocionales surgidas por elementos externos.
El conocimiento implica información y modelos aprendidos en el grupo humano del que formo parte. Sean científicos, artesanales, sociales, o de cualquier otra naturaleza, pertenecen a una clase impersonal de saber que, por, su característica compartida, podría denominar objetiva. En efecto el conocimiento de lo que es una piedra, de la ley de gravedad, de la historia de los pueblos, y otros por el estilo, pueden no involucrar mi emocionalidad y mi mente en la toma de decisiones en mi vida personal.
Únicamente cuando las opciones que se me presentan tienen relación con otros seres humanos y con el ambiente natural que me rodea puedo hablar de conciencia. En efecto, en tales casos, las opciones presentes implicarán consecuencias que pueden incidir en mi o en mi ámbito de vida, y producirán resultados que pueden beneficiar o perjudicar a mi persona y a los que me rodean.
En cualquier caso, la conciencia es una especie de claridad conmigo mismo, mi imaginación, emociones, mente y reacciones subconscientes, que me permite saber lo que está presente y tiene significación para el ejercicio de mi humanidad en el medio ambiente que me rodea.
La frase "instruir puede cualquiera, educar sólo quien sea un evangelio vivo" conduce a diferenciar conocimiento de conciencia. Pues cualquiera puede dar información y modelos para nuestro aprendizaje intelectual, pero solamente quien vive de acuerdo con valores internos bien definidos y concretos, sea de la naturaleza que sean, puede indicarnos caminos de vida que nos conduzcan a una convivencia y evolución personal funcionales para nosotros y para cuantos forman parte de nuestro universo personal, familiar, social y mundial.

jueves, 27 de octubre de 2005

Tiempo y espacio (Aristóteles - Hume)

Tiempo y espacio en Aristóteles, primero que trata de delimitar lo que está implícito en tales referencias de nuestra experiencia, son tratados como conceptos separados.
En cuanto al espacio, la referencia no es tan universalizadora como en tiempos posteriores, pues Aristóteles trata del lugar y no del espacio como hacemos actualmente.
En Aristóteles el lugar permite la locomoción(cambio de lugar); puede definir una dirección, y esta puede definir una orientación; tiene dimensiones que pueden definir objetos o cosas, como un punto (carece de dimensiones), una línea (tiene una dimensión), una superficie (tiene dos dimensiones), un volumen (tiene tres dimensiones); tiene tamaño, el cual define dimensiones, como antes, y contiene y delimita objetos; y, si está abierto, es vacío.
En cuanto al tiempo, el camino que sigue es como sigue: el llegar a ser y el nacer, así como el perecer, implican un cambio, que, a su vez es medida de la magnitud (objeto); el cambio y el movimiento implican sucesión, la cual, junto con la regularidad y la continuidad que generan, dan origen al tiempo. Este tiempo da origen a la simultaneidad y a la decadencia, y puede ser pasado, ahora y futuro.
Este resumen pudiera mostrarse mejor, gráficamente, como un interrelación entre conceptos.
En David Hume, el espacio o extensión se origina en la distancia, disposición u orden y coexistencia de los cuerpos que tienen solidez definida por su impenetrabilidad y son tangibles o visibles. En cuanto al tiempo, está formado por momentos que están en sucesión con un orden definido, y es, en esencia, dicha sucesión; orden y sucesión de las percepciones de los objetos que tienen cambios.

Tiempo y espacio (Kant)

El espacio parece no ser secuencial. El tiempo parece no ser simultáneo. El espacio parece participar de algo secuencial, pues, para determinarlo o ubicarme, necesito recorrerlo con mi mirada, con mi accionar. El tiempo, aunque me es conceptualmente unitario, parece escurrírseme entre los dedos del pensar, y no tener la permanencia que la espacialidad implica, pues cada instante que es un presente se me escapa en cuanto lo pienso. Y es que, espacio y tiempo, como experiencias, son diferentes a la conceptualización que los delimita.
Espacio y tiempo, a la manera en la que los podemos pensar, son intuiciones puras. Puro, quiere decir "propios de la constitución interna del ser humano", como "maneras de concebir del ser humano", como "maneras en las que el ser humano organiza, ordena, orienta, sus experiencias de vida". Intuición quiere decir "totalidad", "unidad", "un algo que no tiene divisiones", "indivisibilidad". En tal sentido tiempo y eternidad son lo mismo, así como lo son espacio e infinitud.
Lo anterior parece ser un discurso delimitativo. Sin embargo carece de conexión con una contraparte no conceptualizadora. Y es que falta el origen de lo dicho, que podemos resumir como sigue: La sensibilidad (receptividad del sujeto humano) suministra lo que podemos denominar intuición empírica. Esta intuición empírica se refiere al objeto mediante una sensación, y es organizada mediante la intuición pura. Esta intuición pura tiene dos vertientes: la coexistencia, la sucesión y la simultaneidad hacen referencia al tiempo, que consideramos la "forma del sentido interno" (una manera en la que organizamos nuestras experiencias internamente). La otra vertiente: la figura, la extensión y las relaciones mutuas (entre objetos externos) hacen referencia al espacio, que consideramos la "forma del sentido externo" (una manera en la que organizamos nuestas experiencias externas). Esta es en resumen mi interpretación de la exposición kantiana de espacio y tiempo. Este esquema, que podría representarse mejor en una forma gráfica, corresponde a un enlace entre conceptos interdependientes.

Jugar

Jugar es, por excelencia, una actividad que evoca la niñez. Es algo que surge en el niño. Y como adulto he aprendido que el niño aprende jugando. Primero aprende de sí mismo mediante los movimientos corporales: sus manos, sus pies, su cabeza... todas las partes de su cuerpo por separado y en conjunto se mueven tocando, sintiendo, percibiendo su entorno, en conjunto con su percepción del adulto que lo contempla y lo estimula con palabras y gestos durante su accionar.
Posteriormente se relaciona con otros niños, ya sea o no en presencia del adulto que lo observa, y establece un aprendizaje de relaciones en el que no hay objetivo preciso, salvo el experimentar en un nivel físico, emocional y mental. Y todas las características que voy incluyendo son conceptualizaciones del adulto. Yo pienso que el jugar del niño tiene como único objetivo el tener experiencias en su entorno.
Cuando ya somos adultos definimos otras actividades como trabajar, viajar, crear, relacionarnos... Pero todas tienen un objetivo común que denominamos "vivir". ¿Qué sucede si introducimos el término "jugar" en las actividades del adulto? Tiene muchas connotaciones, según el enfoque que le asignemos, pero todas parecen conducir al de "competir", al de enfrentarnos al otro para "ganar". ¿"Ganar qué"? Pudiera tratarse de un objeto o de un objetivo. Objeto es sinónimo de riqueza en este contexto. Objetivo es sinónimo de predominio y demostración de superioridad. En ambos casos ¿qué ganamos?... Como yo lo veo, más bien perdemos, porque la "ganancia" me separa, y la separación, que puede implicar que el otro me admire, se resienta de mi su perioridad, me considere superior, me rechace... en fin, toda la gama de emociones y sentimientos que implican un "tú estás allá y yo estoy aquí", me separan de una sensación de complementación, de solidaridad, de "te quiero", de "me eres importante", de "tú y yo somos lo mismo aunque seamos dos individuos".
Como yo lo veo, el jugar implica, a la manera de los niños, una despreocupación por el resultado. Y, en mi opinión, los juegos de mayor creatividad y conciencia son aquellos en los que lo importante es lo que logramos en conjunto, lo que creamos para el disfrute y complementación de ambos. Y, cuando hablo de ambos, me refiero a todos los que participamos de la condición humana. Cuando amamos y somos amados, cuando admiramos y somos admirados, cuando cuidamos y somos cuidados, cuando reconocemos al otro como parte complementaria de nosotros mismos, como reconocemos nuestros miembros físicos, como reconocemos nuestras potencialidades internas, entonces logramos una mayor presencia de lo que denominamos "bienestar y felicidad" en nuestro entorno. ¿Llegará algún momento en que la humanidad como comunidad de seres humanos individuales disfrute de su mutua presencia? ¿Llegará algún momento en el que las diferencias de raza, credo, color, situación o medio ambiente no sean tan importantes para separarnos como para evitar que nos miremos los unos a los otros con afecto, con admiración, con respeto y con el sentimiento de solidaridad implícito en el reconocimiento de que nos complementamos los unos a los otros?

Riqueza y creatividad

Más que sobre la riqueza quiero interrogarme sobre ese concepto (¿entelequia?) que oigo denominar "distribución de la riqueza". Y, para comenzar, nada más propio que plantear la diferencia entre la riqueza natural (fauna, flora, mundo mineral...) y la riqueza creada por el ser humano (edificios, iluminación artificial, combustibles, vehículos, computadores y toda esa gama de artefactos y artificios que encontramos en cada rincón de cada ciudad moderna... y, a veces no tan modernas. La modernidad requiere de una reflexión aparte). La riqueza natural es armoniosa con el conjunto, y hay una parte que se renueva constantemente mediante un mecanismo de reproducción que el ser humano no ha podido imitar, salvo el uso, sin conocimiento de sus posibles consecuencias a largo plazo, de la introducción de variaciones en el proceso (modificaciones genéticas). Adicionalmente hay una gran parte de elementos inorgánicos cuyo proceso de variación se debe a movimientos y alteraciones debidas a fenómenos como el viento, la lluvia, los sismos y actividades semejantes.
La riqueza creada por el hombre carece de renovación interna autónoma y envejece hasta convertirse en desperdicios o basura, adicional a la generación de desperdicios en el propio proceso de creación. Además, en este tipo de creación humana, se trata de una transformación de lo que se encuentra en la naturaleza para darle otras formas y funciones.
¿Qué es, entonces, una distribución desigual de la riqueza? ¿Cuál es la diferencia entre el que produce y crea riqueza y aquel que no crea riqueza? ¿Cuál es la diferencia entre una persona que es capaz de idear la generación de electricidad, o la iluminación artificial, o la producción de herramientas agrícolas, artesanales e industriales, y aquella otra que se limita a usar tales artificios, o, peor aun, que no tiene la capacidad de utilizar su propia energía personal en forma alguna del tipo creador de riqueza? ¿Deberíamos eliminar socialmente a las personas que producen y crean estas transformaciones para evitar la "creación humana de riqueza" y así evitar la introducción de diferenciaciones en la posesión o no de riqueza? ¿Debería la persona que crea riqueza distribuirla en beneficio de las personas que no crean riqueza? ¿Cuál es el incentivo o motivación de las personas que crean riqueza y cuál el de las que no crean tal riqueza? ¿Cuál sería la situación de ambos tipos de persona en un ambiente plagado de animales de presa y de accidentes naturales que desafíen las potencialidades de ambos? ¿Hay realmente una desigual distribución de la riqueza? ¿No será, más bien, que algunas personas vienen al mundo con una capacidad de creación y unas cualidades que les permiten lograr lo que a otras ni siquiera les pasa por su mente? ¿En qué momento se dió cuenta un ser humano que otro tenía más de las cosas que él apetecía? ¿Será la historia de Caín y Abel un anticipo de lo que vendría posteriormente como "desigual distribución de la riqueza"? ... Me confieso una persona muy ingenua e ignorante para creer que "la situación del otro es culpa de mi propia carencia o debilidad o inferioridad manifiestas". Estoy agradecido de quienes han tenido la capacidad de crear riqueza y me han hecho partícipe de algo que, sin su presencia, me sería totalmente desconocido. Aunque quiero confesar que no sé si lo que tenemos actualmente como riqueza es, verdaderamente, lo que más nos conviene para la vida armónica en comunidad en el planeta que habitamos. Creo que, entre los que no son creadores, debería surgir un tipo de personas de mayor sabiduría (los santos y los filósofos) que pudieran actuar como elementos de control de los posibles desequilibrios en los sistemas naturales. El asunto creo que reside en que, a lo mejor existen, pero no se les hace caso, no se les oye... no se les percibe, o se les cree... Como yo lo veo, el ser humano es un misterio indescifrable para el ser humano...

miércoles, 26 de octubre de 2005

Interludio 1

La palabra interludio es bonita y evoca el verbo latino "ludere"(jugar), y como se utiliza para una pieza musical que puede servir de intermedio, voy a utilizarla para introducir algún comentario que me parezca pertinente en relación a lo que voy expresando. Y es que me gustaría, en este momento, hablar algo acerca del título "Perspectivas" que le doy a estas expresiones escritas.
La palabra perspectiva proviene de la geometría, e indica una manera de ver el panorama visual que puede ser observada por cualquier otro que se coloque en el lugar desde el cual observamos un determinado panorama o paisaje. En tal sentido tiene objetividad. Es algo que podemos compartir con otras personas. En cambio, lo que yo voy expresando no tiene que ver cosa alguna con objetividad, porque "no puede ser observado por cualquier otro" con la misma cualidad expresada. Pues tal "perspectiva" obedece, más bien, a un "como yo lo veo". Y este "como yo lo veo" tiene detrás un contexto de experiencias y formación personal, que puede tener rasgos comunes pero nunca coincidencia con otras personas. Tal "como yo lo veo" tiene como contexto una imaginación, emociones, mente, subconsciente y herencia genética ejercidas sobre experiencias de vida que afectaron mi cuerpo físico, emocional y mental en una forma muy definida y concreta, aunado a una educación en la cual, lo que me enseñaron o quisieron enseñarme quienes me dirigieron desde niño, fue interpretado por mí de acuerdo a lo que el contexto físico, imaginativo, emocional y mental invocaron para mi constitución física y genética. Esto es lo que se denomina subjetivo. Y no lo denomino así, porque creo que tiene una validez que puede ser compartida contra lo implicado en tal calificación.

Racionalidad

Racionalidad, como yo lo veo, es la cualidad o característica que nos capacita para decidir opciones en base a razones. Hasta este momento, cuando escribo esto, yo creía que era la capacidad para "tomar buenas decisiones" o "capacidad para tomar decisiones que funcionen". Pero acabo de darme cuenta que es simplemente "capacidad de razonar", sin atender a la calidad del razonamiento.
Yo estaba sorprendido porque me decía a mí mismo "¿Cómo es posible que los seres humanos seamos racionales si no tomamos decisiones que nos produzcan verdadero bienestar?". Y acabo de darme cuenta de que tal pregunta no tiene sentido, porque "racional" no es sinónimo de "buen juicio". En efecto, las decisiones que tomamos como seres racionales obedecen al momento en el que nos encontramos afectados por diversas opciones y un estado emocional, o estado de ánimo, que sencillamente nos conducen por caminos que no tienen que ver con lo que pueda funcionar a mediano y largo plazo en función de nuestro bienestar y el de quienes nos rodean, sino con lo que, aparentemente, nos interesa o nos mueve en un determinado momento. Y es que nuestra memoria es de corto plazo en cuanto a tales temas.
El buen juicio nos diría que "bienestar a largo plazo" es algo que tiene que ver conmigo y con los demás, y no solamente con el eventual momento que vivimos. Pareciera que "racional" tiene que ver con un condicionamiento que apunta a anteriores experiencias de corto plazo, en los cuales obtuvimos una respuesta placentera momentánea (cuando éramos niños).
He aquí mi respuesta para la pregunta "¿Porqué los seres humanos, que sabemos que cuando somos gentiles, cuando somos bondadosos, cuando somos compasivos y comprensivos, cuando aceptamos al otro tal cual es, sin críticas o comentarios destructivos, obtenemos un bienestar interior y una felicidad duraderas, no adoptamos tal comportamiento como norma común?". Y simplemente se trata de que nuestra memoria de largo plazo no forma parte de nuestra constitución natural. Solamente nuestra memoria de corto plazo, que le da valor solamente al placer físico y emocional grabado en nuestro cuerpo por las experiencias de corto plazo, actúa en nosotros como motivador instántaneo.

Individuo y comunidad

Todos somos individuos dentro de una comunidad. La sociedad está constituída por comunidades más o menos grandes, más o menos significativas: comunidad familiar, comunidad de profesionales, comunidad política, comunidad nacional,....
Nuestra comunidad de origen es la familia. Si nos remitimos a experiencias personales, cada familia es más o menos numerosa... y algunos solamente cuentan con una madre como familia. Y el desarrollo, como persona, de cualquier ser humano, depende de su comunidad familiar de origen. Mientras más amplia (y formal dentro del grupo humano que nos incluye) sea la familia, mayor probabilidad tendremos de que nuestra integración a la sociedad sea más "apropiada", tanto para nosotros como individuos como para la comunidad en la cual nos engranemos.
La comunidad nos da los valores humanos y personales que nos caracterizarán durante nuestro período vital (lapso de vida, tiempo de vida, lapso entre el nacer y el morir). Nuestros padres condicionan nuestra constitución física y genética. Y solamente el devenir, en los grupos en los que nos desenvolvemos, nos pueden dar las características que nos hagan valiosos para nosotros mismos como individuos y para la sociedad que nos contiene.
Hay en el aspecto socio-político quienes piensan que debemos adaptarnos al grupo social, y hay quienes piensan que el grupo social debe integrar a los individuos como base de sus cualidades y desenvolvimiento.
Como yo lo veo los individuos son los que forman la sociedad y, por consiguiente, no es la sociedad la que debe imponer, en forma política, sus valores sobre el individuo, sino que la sociedad debe acudir a los individuos (todos los que tienen capacidad de pensar individualmente) para establecer las reglas del juego de interrelaciones y las leyes que sirvan de sustento a los grupos humanos (comunidades) y la sociedad como un todo.
Entiendo que la sociedad, de alguna manera, termina imponiendo sistemas, valores y maneras que, frecuentemente, no coinciden con los individuos. Sin embargo no es mediante los deseos o intenciones de un sólo individuo, cuya formación y experiencia es parcial y limitada (siempre), que deben regularse los destinos de una comunidad.
Es irritante, por decir algo, cuando un individuo se alza por encima de una comunidad para imponer métodos y valores surgidos de una particular y limitada manera de ver la vida y las personas, y mediante conceptualizaciones librescas que no tienen nada que ver con el ser humano como persona integral (física, imaginativa, emocional, mental, subconsciente y genéticamente).
Es sorprendente, por decir lo menos, como una comunidad humana puede ser sometida por un sólo individuo, o un grupo de individuos, únicamente mediante el recurso del poder político, económico, guerrero, o de cualquier otro tipo. Lo cual nos dice que es poco lo que hemos evolucionado desde la era en la que deambulábamos por las inhóspitas selvas y desiertos, en competencia con la fauna y flora, muchas veces agresiva. Como grupo humano hemos reclamado nuestra superioridad (¿¡?) sobre los elementos que nos rodean, pero no nos hemos integrado armónicamente para convivir y evolucionar hacia modelos de interrelación con nuestro medio (otros individuos, flora, fauna y naturaleza en general) que nos permitan una mejor relación de vida, dentro de parámetros de compasión y comprensión. En todo caso, seguiremos en la búsqueda de coincidencias y puntos comunes para que nuestro bienestar pueda sustentarse en una plataforma de bienestar de todos (otros individuos, flora, fauna y naturaleza en general)

martes, 25 de octubre de 2005

Intuición y limitación

Como yo lo veo intuición implica totalidad y es una manera personal de "ver" que tiene plena certeza, debido, precisamente, a lo total de la percepción personal. El enfoque, que es una de las potencialidades que, como ser humano, me permite definir y delimitar mi percepción, constituye, a la vez, una limitación. Esto es así debido a que el enfoque es una manera de ver que muy probablemente involucra mi experiencia subjetiva como persona: cuerpo físico, imaginación, emociones, mente y subconsciente (incluída mi constitución genética). En tal sentido, mi enfoque, que es una manera de comunicarme, puede ser recibido en forma de negación por parte de otro ser humano, cuya experiencia personal será totalmente distinta de la mía.
Mi intuición, y la intuición de cualquiera que me enfrente, probablemente tengan elementos de certeza compartidas que no pueden ser comunicadas por el lenguaje, debido a que dicho lenguaje es un proceso discursivo, razonado que involucra palabras con contenidos conceptuales que introducen diferencias en el sentido a lo que intento transmitir. Este es el reto de la comunicación humana que enfrentan los filósofos y los guías espirituales, cuando intentan transmitirnos sus "tomas de conciencia", sus "darse cuenta", que no tienen nada que ver con objetividades específicas sino, más bien, con intuiciones o percepciones totalizadoras difíciles de comunicar mediante los conceptos que manejamos en el mundo de la cultura establecida.
La frase de Kant "intuiciones sin conceptos son ciegas y conceptos sin intuiciones son vacías", apunta a esta limitación humana, pues hay intuiciones que carecen de conceptos que puedan expresarlas de manera comunicadora para los demás, por tratarse de "percepciones personales" que ven la totalidad inexpresable como tal.
La limitación humana del lenguaje, del lenguaje discursivo, que no puede ser subsanada por la simbología del lenguaje lógico, que se desenvuelve dentro de la intuición pura de espacio y tiempo, y, por consiguiente de partes dentro de un todo que es unificador homogéneo (espacio y tiempo son unidades orientadoras, organizadoras, de nuestra experiencia como humanos) solamente puede ser superada por la "comprensión" humana que no niega, ni descarta, ni subestima la experiencia del otro, sino que la integra para entenderla y acercarla a la personal perspectiva de búsqueda de objetivos y metas comunes de significación mutua.
En mi opinión, los grandes pensadores y los santos han encontrado caminos que no han sido recorridos para desarrollarlos, sino para alabarlos y explicitarlos o para negarlos y rechazarlos. Este es el camino de la limitación "razonadora", que se deja llevar por el discurso (que siempre será personal y limitado). El otro camino, que creo que es cuesta arriba practicarlo, es el desarrollo, la prueba personal y colectiva de los modelos encontrados (intuídos) por los grandes pensadores y los santos para irlos mejorando en su capacidad de comunicación, conceptualización y adopción como modelos de acción. Es cuesta arriba porque implica poner mis potencialidades al servicio consciente de la idea surgida en otra persona. En todo caso, inconscientemente, como colectivo, vamos probando dichos modelos sin dirección definida, y vamos obteniendo resultados menos efectivos de lo que significaría la adopción consciente de los mismos. Es, como yo lo veo, el caso de la "relatividad del tiempo y el espacio", cuyo gérmen u origen se encuentra en la Crítica de la Razón Pura de Kant, aunque no sea reconocido en el nivel consciente colectivo.
Y, nuevamente, me he separado de mi intento de referirme a mi experiencia personal acerca de la sociedad y el mundo que me rodea, para hacer una árida comunicación de "intelectualidad" que no conduce a comunicación valiosa algun a.
Seguiré intentando...

lunes, 24 de octubre de 2005

Inicio

Si las circunstancias y la civilización presente me ofrecen una manera de expresarme, quiero comenzar a compartir el "como yo lo veo". Entiendo que mi particular manera de ver las cosas se originan en mi constitución física y la forma en la que mi imaginación, mis emociones, mi mente y mi subconsciente (incluyendo mi constitución genética) han procesado todas las "experiencias" (vista, oído, olfato, gusto y tacto...) que he originado. Una de las cosas que he aprendido es que yo creo, promuevo y permito todo lo que sucede en mi vida... aunque no sea en niveles de los que yo, de alguna manera, me dé cuenta.
Es para mí extraordinario que haya personas que me faciliten este medio para manifestarme y expresarme, y lo primero que quiero expresar es mi agradecimiento por la oportunidad que me brindan. No las conozco, como no conozco a todas esas personas que, a lo largo de la historia, han establecido los conceptos y circunstancias con los que me he identificado... en todo caso vaya mi expresión de gratitud para todos los que me precedieron, así como para todos los que constituyen mi universo personal, social y mundial.
Mi intención será compartir todas las cosas que forman parte de mi experiencia cotidiana en una forma que me permita acceder a mí mismo para observarme desde afuera, pues el observarme desde mi interior a veces me resulta dificultoso por los estados de ánimo y conceptos precondicionados que me forman. Por el momento voy a terminar esta introducción, que espero continuar en próxima oportunidad con planteamientos iniciales sobre "como yo lo veo".