domingo, 30 de octubre de 2005

Emocionalidad

Cuando me refiero a las emociones, parece que en mi mente surgieran el miedo, la ira, el amor y el odio como representaciones evidentes. Sin embargo, me doy cuenta de que las emociones no aparecen tan específicamente, sino que siempre involucran una mezcla de sentires que pueden llegar a ser confusos y difíciles de definir. Más aun, he llegado a identificar mis estados de ánimo como situaciones que me resultan desagradables, aunque la parte emocional específica que los genera no me sea evidente, y abarcan un amplio panorama ante el cual mi situación personal me resulta coloreada en forma poco realista. Como sentirme bien en un día lluvioso, y percibirlo con matices que lo hacen provechoso, o el sentirme decaído en un día hermoso y asoleado y carecer de la energía necesaria para enfrentar actividades sencillas.
Me he dado cuenta de que el simplemente observar mi estado interior es una gran herramienta para poder manejar las situaciones irreales que mis estados de ánimo suscitan. No queriendo decir ésto que la situación interna cambie inmediatamente, pero comienzo a darme cuenta de que las situaciones, personas y circunstancias que me rodean no tienen nada que ver con la forma en que se me presentan. Y que, en determinadas circunstancias, debo ser cuidadoso con mi manera de comportarme ante las personas con las que convivo o trato. Esto ha contribuído a aceptarme un poco mejor, pues, al darme cuenta de mi naturaleza emocional, puedo tener una mayor compasión por mi personalidad... y, consiguientemente, por cuantos me rodean.
Aunque tengo un largo camino por recorrer, sigo buscando el sentido de todo cuanto hago, siento y padezco... y el de todo lo que me rodea.
Me doy cuenta del porqué algunos pensadores antiguos consideraban peligrosos a los poetas. En efecto, los poetas tienden a evocar en sus oyentes (o lectores) emociones y pensamientos no consecuentes con la realidad, sino con una manera de ver la realidad. Y, si la persona afectada no tiene suficiente autoconciencia, puede ser conducida a estados de ánimo y procederes inadecuados para ellos mismos y para la comunidad que los rodea. Y, aunque personalmente creo en la libertad para que cada cual elija libremente las situaciones y experiencias que mejor le parezcan, comprendo que la carencia de una formación temprana de valores personales consistentes y coherentes con la persona y la comunidad, puede conducir a efectos destructivos de determinadas interacciones e influencias externas. Esta también fue, probablemente, la motivación de algunas instituciones para prohibir determinados libros y publicaciones.
Hoy en día yo sería partidario de una mejor educación humanista más que a una prohibición de experiencias (sean lecturas o interacciones), porque cada persona es un ser que evoluciona a través de sus propias circunstancias de vida. Incluso un gobierno en el que el grupo gobernante se constituye en punto de referencia de "lo que es verdad y lo que es aceptable" es el más perjudicial de los sistemas conocidos por los seres humanos. Y esto sería igualmente perjudicial en el caso de tratarse de personas de elevado nivel intelectual y moral, por cuanto, como seres humanos, siempre tendremos la limitación de tener un punto de vista parcial e incompleto. Solamente el libre intercambio de experiencias y puntos de vista puede conducirnos a evolucionar en forma creativa y funcional como grupo, de la misma manera en la que evolucionamos como personas desde nuestra infancia.