jueves, 27 de octubre de 2005

Jugar

Jugar es, por excelencia, una actividad que evoca la niñez. Es algo que surge en el niño. Y como adulto he aprendido que el niño aprende jugando. Primero aprende de sí mismo mediante los movimientos corporales: sus manos, sus pies, su cabeza... todas las partes de su cuerpo por separado y en conjunto se mueven tocando, sintiendo, percibiendo su entorno, en conjunto con su percepción del adulto que lo contempla y lo estimula con palabras y gestos durante su accionar.
Posteriormente se relaciona con otros niños, ya sea o no en presencia del adulto que lo observa, y establece un aprendizaje de relaciones en el que no hay objetivo preciso, salvo el experimentar en un nivel físico, emocional y mental. Y todas las características que voy incluyendo son conceptualizaciones del adulto. Yo pienso que el jugar del niño tiene como único objetivo el tener experiencias en su entorno.
Cuando ya somos adultos definimos otras actividades como trabajar, viajar, crear, relacionarnos... Pero todas tienen un objetivo común que denominamos "vivir". ¿Qué sucede si introducimos el término "jugar" en las actividades del adulto? Tiene muchas connotaciones, según el enfoque que le asignemos, pero todas parecen conducir al de "competir", al de enfrentarnos al otro para "ganar". ¿"Ganar qué"? Pudiera tratarse de un objeto o de un objetivo. Objeto es sinónimo de riqueza en este contexto. Objetivo es sinónimo de predominio y demostración de superioridad. En ambos casos ¿qué ganamos?... Como yo lo veo, más bien perdemos, porque la "ganancia" me separa, y la separación, que puede implicar que el otro me admire, se resienta de mi su perioridad, me considere superior, me rechace... en fin, toda la gama de emociones y sentimientos que implican un "tú estás allá y yo estoy aquí", me separan de una sensación de complementación, de solidaridad, de "te quiero", de "me eres importante", de "tú y yo somos lo mismo aunque seamos dos individuos".
Como yo lo veo, el jugar implica, a la manera de los niños, una despreocupación por el resultado. Y, en mi opinión, los juegos de mayor creatividad y conciencia son aquellos en los que lo importante es lo que logramos en conjunto, lo que creamos para el disfrute y complementación de ambos. Y, cuando hablo de ambos, me refiero a todos los que participamos de la condición humana. Cuando amamos y somos amados, cuando admiramos y somos admirados, cuando cuidamos y somos cuidados, cuando reconocemos al otro como parte complementaria de nosotros mismos, como reconocemos nuestros miembros físicos, como reconocemos nuestras potencialidades internas, entonces logramos una mayor presencia de lo que denominamos "bienestar y felicidad" en nuestro entorno. ¿Llegará algún momento en que la humanidad como comunidad de seres humanos individuales disfrute de su mutua presencia? ¿Llegará algún momento en el que las diferencias de raza, credo, color, situación o medio ambiente no sean tan importantes para separarnos como para evitar que nos miremos los unos a los otros con afecto, con admiración, con respeto y con el sentimiento de solidaridad implícito en el reconocimiento de que nos complementamos los unos a los otros?