lunes, 13 de marzo de 2006

Intuición y discurso

En alguna oportunidad, en estas perspectivas, dije que la intuición, para mí, es indicador de totalidad. En efecto, citaba espacio y tiempo de la filosofía de Kant como ejemplos por excelencia de lo que implica la intuición. En cuanto a la intuición empírica, que se nutre de mis facultades receptivas interior y exterior, puedo decir que la intuición es, en mi opinión, una "imagen" (la imaginación es la fuente o facultad en la que reside la capacidad de formar intuiciones, a partir de la información recibida, interna y externa), una totalidad condensada (sintética en terminología Kantiana), que resume todas las características que la componen. En todo caso, es la base del conocimiento objetivo a partir de la subjetividad de la intuición, que, por excelencia, es personal, individual.
El discurso se alimenta de un conjunto concatenado de "imágenes" (intuiciones) que se condensan en un concepto. El concepto es un elemento del discurso, que equivale a la intuición personal, que recoge las características esenciales de las intuiciones ("imágenes") en una "totalidad discursiva". Así que tengo dos totalidades: una, la intuición, que es personal e individual, y otra, el concepto, que recoge lo que es común en la comunicación interpersonal.
El panorama se enriquece cuando, mediante el discurso, produzco nuevos conceptos y nuevas imágenes totalizadoras, que podríamos denominar intuiciones y conceptos discursivos. Tal es el caso que se presenta en la concepción Hegeliana de tesis-antítesis y síntesis, que es, sencillamente, la presentación de puntos de vista interpersonales que podemos resumir en el término "paradigma". Paradigma es una intuición discursiva, más que un concepto, pues nos remite a una imagen interior compartida (interpersonal), que difícilmente pueda resumirse en un concepto... y, aunque pudiéramos hacerlo, implicaría desenvolver en un proceso analítico lo que es una síntesis de imágenes y conceptos componentes.
Pero, así como tengo "intuiciones discursivas", también puedo condensar conceptos en un "concepto discursivo", compuesto de varios conceptos. Tal es el caso de los conceptos dialécticos de Kant, que podemos ejemplificar con el concepto de Dios, que es un compuesto de conceptos que no tienen cabida en el mundo de la experiencia física humana.