lunes, 19 de diciembre de 2005

Conciencia 1

¿Qué es, realmente, lo que busco cuando hablo de conciencia? Desde que era niño vengo practicando el dormir y el despertar como procesos naturales de descanso (inconciencia durante el sueño) y vigilia (conciencia del estar despierto). Y, al reflexionar, me doy cuenta de que "estar dormido" no es, exactamente hablando, lo opuesto de conciencia, pues tenemos el término inconciencia para designar tal estado. Y ahora veo que la palabra "estado" se antepone al término "conciencia". El "estar consciente" requiere de un complemento, o sea, un "que" del estar consciente: estar consciente de lo que está presente para mi capacidad receptiva o pensante. En español tenemos, además, el "ser consciente" como indicador de una persona cuyo comportamiento es "apropiado" de una manera responsable, o sea, "me hago responsable de mis actos (decir y hacer)."
Reflexionando algo más detenidamente, me doy cuenta de que lo apropiado, en mi búsqueda de la conciencia, es hablar de "campos de conciencia", pues indica el complemento hacia el cual se dirige mi búsqueda de conciencia, o sea, aquello hacia lo cual dirijo mis facultades de receptividad para lograr el "estado de conciencia de...". La conciencia, por sí misma, indica una facultad que me caracteriza en mi conocimiento (interior y exterior) de las experiencias. Es lo que me define como ser humano responsable de mis actos, y que me permite conceptualizar mis experiencias en términos de "conocimiento". La conciencia es, individualmente, subjetiva, pero es lo único que me permite objetivizar mis experiencias en comunicación con otros seres humanos para lograr una "conciencia común". La conciencia viene a ser un potencial de ser. Así que, semejante a "campos de conciencia" con relación a "campos de energía", tengo un "potencial de ser (o: ser en potencia)" con relación a un "potencial de energía (o: energía potencial)".
El conocimiento se divide en "áreas de conocimiento", que nos permiten una mayor conciencia dirigida a tales áreas: física, química, biología... Pero la conciencia sigue requiriendo de una necesidad de contacto más amplia, pues nuestra receptividad física y sensorial es limitada, incluso con los instrumentos de ampliación creados para superar los límites y alcances de nuestros sentidos físicos. En efecto, el conocimiento que voy creando a partir de mi campo de experiencias físicas es un conjunto de conceptos y teorías enfocados y limitados, que me obligan a tomar distancia de un universo que me incluye como parte, y que, por tal motivo, me separa. Además de que mi dimensión humana implica dimensiones ínfimas y dimensiones astronómicas en las que me desenvuelvo por analogía más que por contacto, pues dicho contacto está fijado por mis receptores físicos y la ampliación reflexiva que hago de tales receptores. Es aquí donde creo que mi búsqueda de conciencia apunta a lo espiritual, pues me doy cuenta de que "debe" haber una perspectiva integradora de todo lo que mi cuerpo físico experimenta, y que la "responsabilidad" que pretendo para mi hacer y decir es una tarea que supera lo que se presenta ante mis ojos. Y que el juicio que hago en cada circunstancia que me toca enfrentar carece de la objetividad, si es que hay alguna, de lo presente ante mí. Pues, me doy cuenta, de que siempre estoy en el campo de la subjetividad de ser uno y lo mismo lo que evalúo como separado y lo que experimento como mío.