miércoles, 23 de noviembre de 2005

Paréntesis

Comencé estas expresiones escritas por una necesidad interior de ver exteriormente algunas cosas que me pasan por la mente. Ahora me doy cuenta de que surgen, sobre todo en las mañanas, cuando no tengo oportunidad de escribir, muchas ideas que quisiera expresar.
Me doy cuenta de que no tiene que ver con conocimiento ni información sino con expresión externa de cosas que se enlazan dentro de mi mente. El lenguaje sirve de medio para expresar ideas. Sin embargo, veo que los conceptos que el lenguaje, que he heredado pero que no he generado en parte alguna, me permite utilizar, tienen, probablemente, una significación que moldea mis pensamientos más que expresarlos.
Alguna vez, cuando recibía clases sobre la Crítica de la Razón Pura de Kant, salí del salón de clases con la impresión, que compartí con otro compañero de clase, que me expresó la misma idea, de que es verdaderamente "milagroso" que los humanos pudiéramos comunicarnos. Y es que lo que yo tengo, o genero, o percibo dentro de mí es una "interpretación" (al estilo de lo que se denomina interpretación en música) del mundo que me rodea. Y la traducción al lenguaje escrito y hablado es otra manera de expresarlo.
El lenguaje escrito me permite ver exteriormente lo que se enlaza en mis pensamientos, y queda inmovilizado, como si fuera un objeto sólido. En tal sentido, hasta yo puedo estar en desacuerdo con lo escrito, y podría querer corregirlo. Sin embargo, me permite verlo y darme cuenta de su presencia. El lenguaje hablado es más fluido, y el recuerdo de lo expresado, que se enlaza con lo que sigue, tiene cierta movilidad, que nace del hecho de que las ideas permanecen en mí sin que pueda decir que son incorrectas, porque la memoria no me permite acceder a las palabras específicas sino a la idea que las genera, que permanece en mí y puede evolucionar de una manera menos crítica. Creo que Sócrates (470-399 AC), según dicen, se oponía a poner por escrito sus ideas por tal motivo, porque perdían la fluidez y certeza que tenían para él (o, porque no podían ser sometidas al proceso de preguntas y respuestas expositor-interlocutor, al que estaba acostumbrado, que enriquecían la expresión y clarificación de dichas ideas). Y, efectivamente, a partir de él, Platón, Aristóteles y los que les siguieron escribieron sus ideas en forma sistemática y, como era de esperar, comenzaron los subsiguientes pensadores a evaluar negativamente tales ideas. Es fácil ver las inconsistencias del lenguaje escrito, de las expresiones escritas de las ideas, pero es muy difícil ver la idea en sí, subyacente a la expresión que origina. Un ejemplo sirve de aclaración: Según Aristóteles todos los cuerpos van hacia un lugar que les corresponde (los objetos pesados caen a la tierra y los livianos se elevan...), mientras que el "descubrimiento de la ley de gravedad" y la física posteriormente generada, afirma que todos los cuerpos caen con una cierta aceleración. Es imposible acceder a la idea que subyacía en la mente de Aristóteles para afirmar lo que decía... y, como yo lo veo, no creo que fuera tan de poco sentido común como para no darse cuenta de que los cuerpos caían a tierra, fueran pesados o livianos. Así que los ojos con los que vemos afirmaciones como la expresada, desdicen mucho de la genialidad del hombre que resumió el conocimiento antiguo en escritos que sirvieron, posteriormente, para crear escuelas de pensamiento, tanto científico como filosófico, que permitieron el surgimiento del conocimiento sistemático con el que contamos actualmente.
En todo caso, mi necesidad de expresarme por escrito, en un medio que me permite la libertad de ser o no leído por otros, pero que me da la posibilidad de observarme a mí mismo, es agradable, y me permite desarrollar, dentro de mí, mi propia manera de organizarme a partir de mí mismo y de lo que he leído y aprendido, pues, hasta ahora, solamente la lectura y estudio eran la forma, siempre insatisfactoria, de adquirir conocimiento. En tal sentido, pienso que no ejercité suficientemente el intercambio, libre de prejuicios, con mis semejantes, acerca del mundo que me rodea. Creo que es una carencia en mi formación escolar y profesional, pues la ciencia no es un sistema que satisfaga mi condición de ser en busca de sentido.