jueves, 17 de noviembre de 2005

Dualidad (Cuerpo físico- Espíritu) 1

Mi cuerpo físico es vulnerable a estímulos físicos que pueden producirme heridas físicas (golpes, caídas, alimentos impropios, inhalación de gases dañinos...) y, en forma similar, según creo, a desbalances ante situaciones emocionalmente desagradables. Todas estas vulnerabilidades pueden generar lo que denomino "enfermedades". Por consiguiente, en mi opinión, mis enfermedades pudieran "sanarse", en una forma completamente natural, al tomar conciencia de los factores que produjeron su aparición y al atender dichos factores mediante acciones de equilibrio que contribuyan a su desaparición. Sin embargo, como la naturaleza de muchos de dichos desbalances obedecen a factores de mi niñez y adolescencia inconsciente (en automático), la exploración de mi subconsciente y de mi inconsciente requieren de mecanismos de exploración que solamente la psicología ha comenzado a definir.
Pudiera pensar que mi cuerpo, imaginación, emociones, mente y subconsciente e inconsciente, unidos a mi sensibilidad corporal forman "lo que soy". Pero me doy cuenta de que tengo la capacidad de observar cada uno de dichos aspectos desde un lugar que no puedo precisar, aunque puedo separar de los anteriores: la conciencia, el darme cuenta. Además me cuesta, a mí, pensar que no hay algo vital que le da "energía" a todo el conjunto que he definido. Es lo que he oído mencionar como "alma", o podría denominar "energía vital" o "energía de vida". Es la dualidad por excelencia, cuerpo-espíritu, que me define, me delimita, me unifica como "uno", dentro de un conjunto multiple de "unos" que difieren y que se parecen, según el punto de vista que puedo considerar en cada enfoque que se me ocurra hacer.
Como energía que es, mi alma es indiferenciada de cualquier otra alma. En consecuencia, puedo pensar que "todos" somos "Uno", y que ese "Uno" junto con la restante energía que no está "in-corporada" es lo que se denomina Dios. Y el cuerpo físico, que es igualmente otro tipo de energía más denso, y que se deshace al desaparecer la unión cuerpo-espíritu, tiene, también una participación en esa "energía divina". Y es aquí donde puede resolverse toda dualidad, pues, al final, soy sencillamente una manifestación y expresión de "energía divina"... Ningún consuelo, para todos los dolores físicos, emocionales y de toda índole, que no he aprendido a manejar de una manera alegre y gozosa de esta experiencia humana, cual si fuera un "viaje de experimentación" de las posibilidades de acción en el universo, con mi pleno conocimiento y participación... según he oído decir.