lunes, 24 de marzo de 2008

Experiencia 17

En cierta oportunidad un ingeniero amigo mío supervisaba la construcción de su casa y le indicó al constructor que debía hacer una obra en particular en forma diferente, a lo cual el constructor le respondió que tenía veinte años de experiencia haciendo ese tipo de trabajo, y mi amigo, que tenía experiencia supervisando obras, además de la formación profesional que lo acreditaba para tal tipo de tareas le dijo: "Ud. tiene veinte años haciendo esto de la misma manera, y eso no es experiencia". Esto ilustra el hecho de que vivir, simplemente, no acredita tener experiencia de vida, pues solamente la conciencia que se tiene de las consecuencias del percibir, decir y hacer pueden orientar para prevenir la ocurrencia de eventos desfavorables de la manera en que se actúa según el percibir, decir y hacer.
Adquirimos experiencia en cualquier situación, circunstancia, proceso y suceso mediante nuestra participación activa. Las palabras situación y circunstancia son evocadoras de posición espacial y las palabras proceso y suceso tienen connotación temporal. Solamente mediante nuestra presencia consciente en dichas situaciones (sitio y sus alrededores), circunstancias (personas, objetos y eventos que acompañan la situación), sucesos (eventos sucesivos) y procesos (eventos que siguen a un determinado asunto). Estos planteamientos implican que hay consecuencias que pueden surgir de una determinada manera de comportarse (sentir, decir y hacer) y que es necesario seleccionar diferentes opciones de comportamiento para lograr los mejores resultados ante una situación determinada, y tal selección de opciones depende de nuestra experiencia previa de similares características. En consecuencia, como podemos observar, nuestra experiencia previa condiciona significativamente nuestra conducta en una situación determinada, y, a su vez, esta situación contribuye a ilustrarnos mediante los resultados de nuestra selección de alternativas de comportamiento y acción. La experiencia, en síntesis, es el resultado de nuestro percibir, decir y hacer a lo largo de nuestro vivir y experimentar el universo circundante.
Cuando Kant elabora su CRP (Crítica de la Razón Pura) tiene como objetivo terminar con las continuas confrontaciones entre maneras de concebir el universo que la filosofía había expuesto a lo largo de la historia. Cada pensador encontraba una concepción y la refutaba para exponer su propia manera de concebir. Así sucede que Heráclito considera que el universo es cambio y Parménides considera que el ser es permanencia. De alguna manera podemos ver estas dos posiciones como el inicio de empirismo e idealismo. Luego aparece Platón con su teoría de las ideas que es confrontada por el empirismo de Aristóteles, incluso desde su exposición de la metafísica. Y así, sucesivamente, siguen los siglos de exposición de posturas filosóficas, hasta la aparición del método científico que comienza a erosionar la validez de la filosofía como manera de concebir el mundo. En ese momento comienzan a correr paralelamente el desarrollo de la ciencia y la continuación de confrontaciones filosóficas: Leibniz con su monadología sigue el camino de los idealistas mientras que Hume sustenta la posición empirista. En esa situación encuentra Kant a la cada vez más desprestigiada filosofía frente al brillante desarrollo de la ciencia. Y en su CRP, con el apoyo de la ciencia, encuentra la solución del conflicto mediante la elaboración de lo empírico en las facultades cognoscitivas que se revelan en dicho empirismo, y encuentra un medio de balancear las posiciones haciendo aparecer, sin definirlo, puesto que definirlo sería admitir que la conocemos de alguna manera, la "cosa en sí", que es esa X indeterminada, como la denomina, que nuestra receptividad aprehende para que nuestra espontaneidad pensante elabore el material recibido y lo transforme en experiencia. Es lo que Kant denomina idealismo trascendental, por cuanto la "cosa en sí" es trascendente a nuestra sensibilidad, pues aporta el material que nuestra sensibilidad transforma en sus distintas formas: vista, oido, olfato, gusto y tacto.
Kant, posteriormente, trata de simplificar la exposición en una pequeña obra que denomina "Prolegómenos a toda metafísica futura", pero lo hace desde la conceptualización de la ciencia y, en consecuencia, tiene el mismo efecto conceptualizador de la CRP. A continuación voy a exponer lo que, en mi opinión, quería hacer Kant en sus Prolegómenos, y, para ello voy a tomar la experiencia y la someteré a las categorías. La experiencia es elaborada en función de las categorías de cantidad, cualidad y relación de la siguiente manera: En la categoría de cantidad tengo la unidad como principio de elaboración de la experiencia que es una, dentro de esta unidad hay una pluralidad de elementos, posiciones dentro de la infinitud y de la eternidad (espacio y tiempo, posiciones y eventos), y consiguientemente hay una totalidad que abarca y diferencia. A continuación tenemos la categoría de cualidad, dentro de la cual nos encontramos con la realidad como la presencia de aquella unidad, pluralidad y totalidad; seguidamente tomamos conciencia de que hay una negación para señalar tanto presencia como ausencia, que Hegel tomará como ser y nada para indicar dos momentos mutuamente inclusivos como pensamientos inseparables; y finalmente, dentro de la cualidad, nos encontramos con la limitación, que indica diferencia, presencia dentro de otras presencias y, dentro de cada presencia, unos límites que son limitaciones mutuamente excluyentes y mutuamente sustentadoras de la realidad presente como unidad dentro de una pluralidad que aprehendemos en actividad sintetizadora que luego analiza diferenciando y uniendo en continuo proceso de entendimiento. Sigue la categoría de relación con sus momentos de inherencia y subsistencia, como representación de la sustancia y sus accidentes o pluralidades dentro de la unidad y de la totalidad; luego viene la causalidad y dependencia para señalarnos la presencia de la eternidad como intuición que requiere de presencias que se suceden en cadenas de sucesos y procesos cuya unidad, nuevamente, se desenvuelve dentro de una pluralidad y en la comprensión de una totalidad aprehensora; y, como momento final de la relación, tenemos la causalidad recíproca, como sustento justificador de la realidad que aprehendemos en secuencias que dependen de nuestra focalización de lo presente en su pluralidad interdependiente y entrelazada dentro de la infinitud que la comprende. En cuanto a la categoría de modalidad, que según Kant no añaden nada al cuadro anterior, tenemos la posibilidad e imposibilidad como opciones de concepción para nuestra imaginación creativa; la existencia y no existencia como manifestaciones de la realidad que se expresa en su organización dentro de nuestro entendimiento; y la necesidad y contingencia como formas que implican aquello que no podemos imaginar sin añadir nuestra manera de asignar presencias necesarias por sí mismas y presencias cuya aprehensión es producto de las circunstancias diversas que pueden unificarse en una realidad contingente.
Con el desarrollo de la ciencia y su éxito en mejorar las condiciones o "calidad de vida" de los seres humanos, aparece cierto menosprecio por la filosofía, menosprecio que no toma en cuenta que el científico toma para sí el papel de fundamentación que antes reposaba en el filosofar, por lo cual se entra en una manera de ver el universo que parece considerarlo a disposición del ser humano y su manera de captarlo. Olvidándose de la unidad, pluralidad y totalidad que no puede ser accedida desde la limitación del discurso, ya señalado por Kant en su CRP en relación a la metafísica y los temas trascendentes: Dios, Alma, Libertad, Eternidad... El desarrollo de la psicología a finales del siglo XIX y durante el siglo XX permitieron volver a dar un valor de mayor jerarquía a la filosofía, por lo menos en mi manera de ver el universo, puesto que la religión viene a encontrar su razón de ser en la espiritualidad, que forma parte de la experiencia de unos pocos seres humanos denominados santos y maestros espirituales, que han existido en el transcurso de todas las épocas, y cuya experiencia no ha formado parte significativa de la cultura de los pueblos, aunque ha servido para fundamentar la ética y la moral como elementos de unión de los individuos que forman una comunidad. La filosofía, como ejercicio de la conciencia, tiene en su deuda para con la espiritualidad, que siempre consideró fuera del ejercicio del pensamiento empírico, un campo de ejercicio para el encuentro con una nueva manera de concebir la experiencia. La experiencia espiritual debe ser buscada en un contacto con lo que no es tangible, pero es un camino de experimentación interior que permite tomar conciencia de que el "Yo soy..." también tiene una manifestación por encima de lo físico, astral, causal, mental y etérico. El solo hecho de que yo pueda observar estos niveles de conciencia apunta a una experiencia del simple observar que toma conciencia de la unidad, pluralidad y totalidad dentro de un contexto de mayor significación, que, trascendiendo lo sensible, puede adentrarse en nuevas maneras de integrar al individuo con el universo en una causalidad recíproca que se responsabilice por la causalidad y dependencia individual en su accionar sobre el mundo circundante. Y cuando señalo lo individual, como origen de cambios, me refiero tanto al individuo (unidad) como al conjunto de individuos (pluralidad) dentro de un universo que comprende a ambos en una totalidad que lo abarca.