miércoles, 14 de noviembre de 2007

"Ser" humano

La conciencia ("Yo soy") se manifiesta en el "ser" humano mediante el "ser", preferiblemente en la forma de "Yo pienso" en la filosofía, la ciencia y la tecnología. Adicionalmente tenemos el arte, la técnica, la artesanía y muchísimas otras expresiones conocidas como cultura y comunicación. Lo más significativo es el descubrimiento de la conciencia por parte de cada individuo humano y su desarrollo, ya sea en forma personal o bajo la guía de un maestro espiritual. Este maestro espiritual es una persona plenamente consciente en niveles que no son accesibles a la conciencia natural, pues incluye el aspecto denominado divino dentro de la dualidad propia que nos constituye: animal y espiritual. Entendiendo por espiritual algo más amplio y elevado que lo comúnmente entendido en la filosofía y el discurso socio cultural corriente. En efecto, el maestro espiritual se encuentra en un nivel de unidad tal, con el universo que lo rodea, que carece de las normas de enjuiciamiento propias del ámbito socio cultural que lo rodea y practica una manera de vivir que acepta con cooperación y entendimiento toda expresión y manifestación humana y no humana con la gracia de trascender las vulnerabilidades propias del "ser" humano en sus diversas formas.
La filosofía ha descubierto la conciencia en su forma "Yo pienso" con Descartes (1596-1650) y ha tratado de aprehender el universo desde el área del entendimiento y la razón. La culminación de dicho descubrimiento fue el filósofo Inmanuel Kant (1724-1804). El paso siguiente en el desarrollo de la filosofía, G.W.F. Hegel (1770-1831), se ancló decididamente en el pensar como manera de entender el "ser" humano en sus diversas manifestaciones, y, a partir de dicho anclaje, la experiencia, que está en el corazón de la filosofía kantiana como unidad que manifiesta y permite el autodescubrimiento del "ser" humano, es dejada de lado como "conceptualización" del "ser" humano en su aprehensión del universo. En consecuencia, el "ser" humano adquiere un centralismo tal que el universo que lo rodea está condicionado por la interpretación que de él hace el "ser" humano y no como el intercambio que está implícito en la concepción kantiana entre el "Yo pienso" y la experiencia humana. Aquí reside el sometimiento de la filosofía a la ciencia y la pérdida de la universalidad que la particularización instrumental de la ciencia ha ocasionado en la concepción de valores y la consiguiente paralización de la evolución de la conciencia, que ha tenido que ser mantenida por los santos, los maestros espirituales y, finalmente, secularizada por ese otro derivado de la filosofía que fue la psicología.
La ciencia es el producto más elaborado del "Yo pienso", substituto egoico del "Yo soy" de la conciencia, que modela lo que la técnica y la tecnología descubren en el comportamiento de la naturaleza. Efectivamente, utilizando como herramiento básica la matemática en sus diversas manifestaciones (aritmética, geometría, cálculo infinitesimal y sus diversas ramas) los hallazgos propios de la observación y experimentación (técnica y tecnología) son modelados matemáticamente por la ciencia en un impresionante camino de desarrollo de teorías (software) y equipos (hardware) que rebasan cada vez más la limitación física propia del ser humano en su afán de manejar la infinitud (materia) y la eternidad (energía).
Solamente la psicología ha logrado secularizar la conciencia mediante su esfuerzo por manejar los comportamientos patológicos y limitaciones psicológicas (patologías social e individual) del ser humano en su confrontación con el mundo, cada vez más complejo, de la sociedad científico técnológica que nos envuelve. Y su manejo ha sido tan exitoso que se ha acercado en el curso de un siglo, por lo menos en la figura de sus más eminentes representantes, a la puerta de la conciencia de los maestros espirituales, pues ha constituído un cuerpo de conocimientos que permiten al individuo aproximarse a su verdadero ser interior y a un manejo consecuente con su naturaleza animal y espiritual en armónico desarrollo personal e interpersonal.
Actualmente, la conciencia está siendo desarrollada por corrientes no religiosas, surgidas del sincretismo de los preceptos místicos de las diversas religiones, en forma tal que es previsible la pronta aparición de "santos" modernos y maestros espirituales que nos devuelvan la significación trascendente que los primeros filósofos y místicos de todas las culturas tenían del universo y del hombre dentro de dicho universo, y que puedan orientar a la humanidad en su conjunto, a partir de sus individuos más influyentes, para manejar con mayor equilibrio (justicia en el más elevado sentido, en contraste con la ley del ojo por ojo y diente por diente de la tradición bíblica judeo cristiana, que es la que impera como concepto de justicia en el mundo contemporáneo) su "ser" humano dentro del contexto que lo constituye como una unidad significativa integral y vital.