sábado, 17 de febrero de 2007

Campos de conciencia 24

La espiritualidad es un campo en el que, según lo que puedo intuir, la conciencia se transforma en participante de aquello que se experimenta, y como las palabras no se aplican, puesto que proceden del mundo sensorial, lo que se concientiza no tiene equivalente al nivel del lenguaje, solamente la analogía puede apuntar a aquello que pudiera comunicarse, si es que tal cosa es posible. Mas bien se me ocurre pensar que, en dicho nivel, la experiencia es compartida desde una misma "sensibilidad", desde una unidad que justifica aquella frase de que "todos somos uno". Y este compartir es, ya, comunicación.
La conciencia es conocimiento en un nivel participativo, un nivel en el que estamos en un contexto del cual formamos parte y en el cual somos uno con todos los seres orgánicos e inorgánicos. En tal sentido, la memoria, que es la que, en el nivel físico, nos orienta acerca de los efectos de nuestras acciones sobre cuanto nos rodea, se transforma en una cualidad que observa y registra en un campo de acción de mayor alcance que el del nivel físico, como un radar cuya cobertura se amplía para recoger un espectro más amplio de "coincidencias" y de "efectos".
Tal vez la objetividad, que es tan apreciada en el nivel científico, se transforma en un elemento que nos permite, en el nivel de conciencia de lo espiritual, determinar qué es aquello que se relaciona con nuestra particular constitución física-receptiva que se constituye en una individualidad más allá de la simple corporeidad que nos caracteriza. En tal medida que, a pesar de nuestras diferencias en la captación de los eventos, nos permite seguir actuando "como la unidad que constituímos con la naturaleza y los seres que nos rodean" porque "percibimos" en un nivel no-físico los desbalances que pudieran afectarnos como seres individuales desde la totalidad en la somos parte de un contexto universal.
Aquí es importante señalar la genialidad de Kant cuando considera que la experiencia es la fuente de todo conocimiento, y, en mi opinión, de toda conciencia, entendida como conocimiento en un contexto universal. La experiencia, interna tanto como externa, es la que nos permite, deductivamente, hacer contacto con nuestras facultades y potencialidades receptivas. Esta receptividad, en este contexto más amplio y universal, se transforma en conciencia y conocimiento simultáneamente.