sábado, 23 de diciembre de 2006

Campos de conciencia 21

El ser humano es autónomo, en el sentido de que dicta su propia norma de conducta, su propia manera de actuar. De aquí se deriva la denominada libertad, el libre albedrío, la responsabilidad y otras nociones por el estilo que indican esta particular manera de ser del ser humano. En la filosofía kantiana se estudia la Razón Práctica como aquella fuente elevada de conocimiento que puede dirigir la conducta humana. En general, el tratamiento dado en filosofía a la conducta humana se dirige a los principios rectores que "deben dirigir" la acción de un "ser racional"; o sea, se dan los lineamientos que "cualquier ser racional" debe seguir para poder ser calificado de "ser humano racional". Es poco lo que se dice acerca de la voluntad humana, y sus posibles maneras de manejarla como campo de conciencia digno de ser incluído entre las áreas de conocimiento y de entrenamiento.
Voluntad es un término que se origina en el verbo latino "volere" que significa "querer". Se utiliza, en mi opinión, para designar la facultad humana que permite dirigir la acción, la actividad personal, en el diario devenir. Tiene implícito en sí, el término, la motivación, como origen de la acción, y la acción o actividad o movimiento o impulso, o como se quiera denominar esa particular facultad que le permite al ser humano realizar cualquier acto, acción o actividad. En síntesis, la voluntad es una facultad que define al ser humano desde su actividad. Si queremos utilizar la terminología kantiana, la receptividad de la intuición complementada con la espontaneidad del pensar se unifican con la facultad volitiva para cumplir las actividades del devenir momento a momento del ser humano.
El ser humano puede actuar desde de su sensualidad, desde sus instintos, desde su emocionalidad, desde su capacidad discursiva o desde su razón. Todas estas formas indican una manera de afrontar la realidad personal. La voluntad que actúa desde la razón sería la única a la que podríamos referirnos como libre, pues atiende a una evaluación del contexto desde principios elevados de acción, para actuar en busca del mayor bien de todos los involucrados, si se trata con otros seres humanos, y del universo circundante. Las restantes maneras de actuar atienden a necesidades, apetencias y cumplimiento de objetivos que, con toda probabilidad, se orientan a la consecución de fines egocéntricos.
La educación, hasta donde conozco, intenta formar una moralidad (acción según costumbres establecidas) acorde con una ética (valores interpersonales) que se adecúe a la particular manera de ver el mundo de la cultura establecida. Esta manera de educar apunta a señalar una direccionalidad de la voluntad que, dentro del amplio abanico de posibilidades de acción de cada ser humano, elija conductas que preserven derechos y atiendan deberes para con otras personas de la comunidad. Esta, en general, es la fuente de las leyes y reglamentos que conforman una comunidad dada. Dichas reglas y leyes pueden ser "escritas", cuando se refieren a la totalidad de los participantes, o "tradicionales", cuando se refieren a un grupo familiar determinado.