sábado, 25 de noviembre de 2006

Campos de conciencia 17

"La libertad es el aspecto negativo de cualquier fenómeno, cuyo aspecto positivo es la responsabilidad" (Viktor Frankl). "Si realmente quieres libertad puedes tenerla, conforme aceptas la responsabilidad por cualquier cosa que suceda en tu vida" (John Roger)
Libertad es un nombre inventado por el hombre para designar un algo que está más allá de lo físico. Es el reconocimiento de la naturaleza dual, espíritu y materia, del ser humano. Libertad es algo propio del espíritu, mientras que responsabilidad es la contraparte en el mundo material. En efecto: Es la conciencia lo que define, realmente, la elevación del ser humano por encima de su naturaleza material, apetitiva y condicionada. "El hombre no está totalmente condicionado y determinado; él es quien determina si ha de entregarse a las situaciones o hacer frente a ellas" (Viktor Frankl).
Toda dualidad está referida, siempre, a la dualidad espíritu/materia del ser humano. Es la manera en la que el ser humano mira el mundo que lo rodea y se mira a sí mismo. Partiendo del mundo material nos elevamos, mediante la intuición pura kantiana (sensibilidad), al entendimiento puro (mente discursiva), que es el reflejo hacia el espíritu , mediante el discurso (facultad de las reglas), que busca el contacto con la facultad unificadora de la razón pura kantiana (facultad de los principios). La experiencia física se ve transformada en conocimiento unificador que busca la unidad del todo en la razón pura. Pero la real aproximación al espíritu ocurre cuando partimos de principios de unificación en nuestra apreciación de la experiencia humana. Por esta razón el conocimiento es, hasta el presente, una falsa apreciación de unidad, carente de valores y sentido espiritual de superación de la condición material del ser humano. Cuando aprendamos a ver la experiencia, y el conocimiento adquirido en su recorrido de la realidad que nos rodea, mediante el sentimiento unificador de la razón pura, mediante los principios más elevados del espíritu, podremos acceder a un nuevo tipo de conocimiento que, por proceder de la fuente de los principios y, en particular del principio más elevado que es la comprensión de la totalidad que somos todos los seres, sin distingos de especie, pero con apreciación de las diferencias, habremos descifrado ese otro término que denominamos "amor", y que es, sencillamente, la apreciación (valoración) y la integridad del espíritu y de la materia como manifestaciones de una única entidad en la que todos somos valorados como una unidad en busca de sentido (dirección).
El ser humano es un ser que da sentido a su vida, mediante la ampliación y elevación de su conciencia que supera su condición material, para observar y dirigir sus acciones hacia el más elevado bien (interés) de todo cuanto le rodea: "Cuida de tí para que puedas cuidar a otros; no te lastimes y no lastimes a otros; y, utiliza todo para aprender, para avanzar, para crecer en tus niveles de conciencia, para expandir tus estados de conciencia..." (John Roger). Resumido en: "Salud, riqueza, felicidad; abundancia, prosperidad y tesoros; amar, cuidar y compartir" (John Roger). Los santos y maestros espirituales han encontrado el camino. Es tiempo de que la ciencia lo encuentre. Y, para ello, no es suficiente unificar la experiencia mediante reglas de operación. Es necesario partir de un principio unificador que no sea de la experiencia ni de la mente sino del espíritu. El científico que aprendió a fabricar bombas y otros medios de exterminio; el empresario, el industrial y el tecnólogo que utilizan el conocimiento sin una conciencia de sus consecuencias para el medio ambiente natural y humano; el humanista que justifica acciones y actitudes que dividen a los seres humanos en clases confrontadas entre sí; y, en fin, todos los seres humanos, instruídos o no, que no tienen la conciencia de la integridad del conjunto natural y humano, son maneras de ver el mundo que han de ser superadas por una nueva conciencia que sustituya la perdida valoración de lo religioso por una nueva "espiritualidad" integradora y unificadora, resumida en los tres principios básicos: "Cuida...; no te lastimes...; y, utiliza...".