sábado, 2 de septiembre de 2006

Campos de conciencia 8

El nivel más elevado de conciencia del "Yo soy" es la Razón Pura kantiana. El "yo", en tal nivel, es integridad, es totalidad; "soy" es la espontaneidad que reconoce y se plantea como universalidad, como universo en expresión y manifestación activa. La sentencia bíblica "Yo soy el que soy" y el imperativo categórico de kant: "Obra de tal modo que la máxima de tu voluntad pueda valer siempre al mismo tiempo como principio de una legislación universal", nos muestran la elevación del "yo soy" en lo divino y en lo humano como una integración de lo universal en una unidad que los comprende como principio.
La RP es definida por Kant como la facultad de los principios. Es así porque su espontaneidad reside en un principio universal que la conforma y la define. Es la facultad desde la que el "yo soy" procede según principios y elabora principios, razones y juicios que sintetizan, en las experiencias del ser humano físico, la vía de expresión y manifestación. Las razones no son concatenación de razones, son síntesis expresiva de perspectivas determinadas dentro de un contexto que las genera, y pueden, subsiguientemente, ser utilizadas por el entendimiento para los efectos del raciocinio. Son expresión de lo universal, siempre presente en la sabiduría más íntima de la RP, que contiene la base y el sentido del universo en la razón humana. Los juicios, igual que las razones, expresan, como en el imperativo categórico, lo universal del ser en el pensar, el hacer y el contemplar. Los principios son, como su nombre mismo, la expresión más universal de todo cuanto constituye el universo, aunque pueda derivarse hacia una perspectiva determinada de manifestación. El "yo soy", al nivel de la RP, sabe. Todo conocimiento está inmerso en su universalidad de omnisciencia. No como específico conocimiento humano, propio de la comunicación entre humanos, sino como principio constitutivo de cualquier perspectiva que el humano decida recorrer. Por tal motivo, cada expresión humana es una expresión de la divinidad, y, con razón, se dice en las enseñanzas espirituales que "todo está bien para la perspectiva divina".
El imperativo categórico es "imperativo" desde la perspectiva de la "condición física, sensorial y emocional". En el nivel de la RP es, sencillamente, el camino o principio o vía de expresión para "la condición humana". En tal sentido, la predestinación queda superada. No es que "mi comportamiento es inadecuado porque ya la divinidad conoce mi comportamiento", sino que "mi comportamiento es tal porque expresa un principio de acción acorde con un universo que ha devenido en limitación de expresión dentro de un conocimiento limitado, pero siempre regido por principios de universal aplicación dentro de la mencionada limitación".
Podría decirse que "la reminiscencia platónica", y el caso de la expresión de conocimientos y manifestaciones artísticas "precoces", obedecen a esta sabiduría implícita en la RP, que han sido propiciadas por particulares características manifiestas en los seres humanos que las expresan, y que se han activado desde el principio universal residente en la RP.
Si busco un principio universal de expresión y manifestación que pueda considerarse como inclusivo del universo como un todo integral, lo más propio sería el amor, que se expresa en la unión de las diferencias. El amor de los enamorados, de padres e hijos, de amigos, y todos los semejantes, ejemplifican de alguna manera la esencia de ese principio de proximidad, inclusión e integración, si descartamos los aspectos sensuales, que también pueden apuntar en tal dirección. Los polos de un mismo imán también pueden ejemplificar tal principio; pero los polos de dos imanes diferentes tienden a formar una sola unidad física, y se perdería la diferencia que ejemplifica (al menos la diferencia corporal). Siempre en el entendido de que tales ejemplos apuntan, pero no definen cuál sea ese principio integrador en las diferencias, porque es muy difícil expresar esa integridad universal que lo conecta todo, y que, para los seres humanos, en el nivel de la RP, es de la más elevada grandiosidad en su contemplación.
El nivel por encima de la RP es alcanzado únicamente por los santos y los maestros espirituales, que logran, en un nivel no intelectual, esta sabiduría, y la expresan en un nivel no comunicable mediante palabras, pero observable, para sus semejantes, en su comportamiento y elección de alternativas de vida, totalmente desapegadas de afecciones propias de la condición física, emocional y sensual humana. La RP es omnisciencia en el más elevado sentido del saber por principios, por origen del saber, como generación de saberes en perspectivas humanas.