domingo, 6 de agosto de 2006

Campos de conciencia 3

La jerarquía de la expresión: "Pienso, luego existo", sobre cualquier otra manifestación existencial reside en que cualquiera de ellas va acompañada por el "pienso". Ahora bien, la frase de Descartes fue expresada en latín: "Cogito, ergo sum", y en latín no existe, como en castellano, la diferencia entre ser y existir, por lo cual la significación de la expresión, en mi opinión, pierde su caracter esencial, pues el "soy" debería ser la preferencia significativa sobre "existir". En efecto, aunque el existir y cualquier otra expresión existencial va acompañada por el pensar como actividad subyacente, es la esencia del ser expresada en el "yo soy" la que sintetiza todas las expresiones (manifestaciones) existenciales, pues implica una presencia consciente. Máxime si tomamos en consideración que las piedras no piensan y que los animales y plantas no han entrado todavía a ser considerados, en paralelo con el ser humano, como seres pensantes y, sin embargo, no podemos negar su existencia. En consecuencia, aunque en términos de espiritualidad se dice que nuestro pensar humano "crea el mundo que nos rodea", no podemos adscribir al pensar la prioridad sobre el existir, a pesar de su innegable prioridad discursiva en relación al ser humano, porque indicaría que lo no pensante podría considerarse como no existente.
La frase de Descartes llega a su culminación reflexiva en Kant, que fundamenta en el "yo pienso" lo que él denomina "apercepción trascendental" (el "yo" que sintetiza todos las fenómenos de la receptividad interior y exterior del ser humano en una experiencia, que es la que se va a transformar en conocimiento). Sin embargo, en forma similar al caso del latín, en alemán tampoco existe la diferencia del vocablo ser y existir, sino que, más bien, el vocablo "ser" adquiere una connotación de existencia implícita en el vocablo. Es aquí donde la conciencia del mundo circundante se transforma en una autoconciencia. Basta recordar el "Yo soy el que soy" de la biblia para comprender que el "yo soy" acompaña a cualquier manifestación existencial . Y así lo entiendo yo en la perspectiva de la Crítica de la Razón Pura de Kant. En todo caso, cuando Fichte, Schelling y Hegel toman, a partir de la Dialéctica (segunda parte de la Lógica Trascendental de la Crítica), el yo, para contradecir la limitación que Kant había impuesto a la facultad de conocer, se nos aparece una nueva conciencia, que amplía la conciencia individual, y que trasciende la individualidad, pues no puede, una individualidad, desarrollar el amplio campo de la infinitud y de la eternidad que se nos ofrece como materia para evolucionar hacia la aprehensión de la realidad en todos sus campos y niveles de conciencia.