sábado, 15 de julio de 2006

Deseo y conciencia

El deseo es un movimiento interior de la conciencia que se enfoca impulsivamente en la consecución de algo: Puede tratarse de comida, bebida, sexualidad y abrigo, como necesidades orgánicas propias del cuerpo físico; o puede tratarse de objetos y bienes materiales que satisfacen necesidades menos perentorias, como transporte, ornamentación, entretenimiento, etc. En todo caso se trata de un impulso interno que absorbe toda la atención y deja de lado la conciencia de la conveniencia o no de satisfacer o no dicha necesidad. Es un estado de conciencia disminuído, por cuanto la atención se enfoca casi exclusivamente en el objeto del deseo, y olvida cosas tales como la preservación de normas y conductas, y puede, en determinados casos, conducir a situaciones de riesgo, incluso de la vida.
En este contexto, me doy cuenta que la conciencia no significa falta de presencia con lo que me rodea, sino, más bien, de conciencia limitada a un objeto, situación o circunstancia que desdibuja todo el resto del ámbito circundante, tanto físico como social, económico, y de toda índole distinta al objeto del deseo. Me doy cuenta de que hablar de falta de conciencia, o inconsciencia, no implica un estado similar al estar dormido o inconsciente del todo, sino de un estado en el que la conciencia se ve absorbida por un estado de atención que elimina todo objeto o situación alrededor de mí. Es en este contexto en el que se genera la conciencia de la figura y el fondo de la psicología gestáltica. Y es en tal concepción como me doy cuenta de que la falta de consideración del fondo no implica inconsciencia, sino conciencia limitada. Más aun, puedo entender que hay situaciones de inconsciencia, sin estar dormido o inconsciente, en los cuales, simplemente, estoy abstraído de mi ser personal, en un estado en el que la actividad exterior es realizada automáticamente y la mente se encuentra en un aparente estado de inacción o inactividad, aunque exteriormente esté, para las personas que me rodean, despierto. En mi opinión, no se le ha dado suficiente atención al estudio de estos estados y a la necesidad de crear un estado de alerta que tome en cuenta estas limitaciones de conciencia, que son, a mi entender, las que conducen a los conflictos interpersonales, por no existir de parte del observador una comprensión de la persona limitadamente consciente.