miércoles, 31 de mayo de 2006

Humanismo, humanidad...

Es curioso como puedo ser tan consciente de mi propia individualidad al confrontarme con términos como humanismo, humanidad, humanitario, y otros semejantes. En mi manera de ver, lo humano está definido a partir del ser humano como tal, y, en tal sentido, el ser humano es definido como "ser animado racional". Sin embargo, la manera en la que veo usado el término referido a lo humano se centra más bien en la naturaleza vulnerable y emocional del ser humano. Efectivamente, cuando oigo hablar de un acto humanitario o cualesquiera términos semejantes que invocan lo humano, tengo la impresión de que la referencia inmediata es hacia la empatía y compasión que suscita en las personas el dolor, el sufrimiento y la vulnerabilidad que nos caracteriza desde un punto de vista físico y emocional. En cambio, cuando se trata de la cualidad racional que nos caracteriza como especie, según la definición que existe en mi mente, las referencias que encuentro enfatizan el caracter robótico, automático de las "racionalidades" surgidas del simple razonamiento lógico deductivo a partir de premisas o condiciones dadas. Se me ocurre que la palabra libertad no forma parte de mi concepción del ser humano, por cuanto tal característica sería más universal y apropiada para definir una característica de responsabilidad por todo lo que hago, pienso y digo, y me haría más humanamente empático en mi consideración del otro, desde una racionalidad que no atentaría contra lo que, probablemente, sería un atentado contra mí mismo en mi relación con el otro u otros que me rodean y complementan como grupo. Me es indudable mi individualidad como cuerpo y persona, pero tal individualidad me es, igualmente, evidente en mi apreciación de los puntos de vista que puedo sustentar. Por tal motivo, cada vez me veo más despojado de una posible satisfacción de que mis puntos de vista puedan ser apreciados por otras personas, y me veo como alguien que intenta interrelacionarse desde una individualidad que es irrenunciablente solitaria. Únicamente la empatía, cuyo parentesco con el amor me resulta tan cercana, puede lograr algo de la satisfacción que el total entendimiento con otras personas no hace posible...