jueves, 17 de agosto de 2006

Campos de conciencia 5

Es el "Yo soy" el acompañante de todas mis manifestaciones y expresiones existenciales. Es la autoconciencia manifestada en todas y cada una de mis expresiones. Y aunque, en el caso del ser humano, es entendida por Kant como apercepción trascendental, podemos considerar a ese "Yo soy" como la manifestación del "ser en sí" kantiano, que se manifiesta y expresa.
La consciencia ( o: conciencia) es una facultad superior a la razón, o coincidente con la Razón Práctica Pura kantiana expresada en el imperativo categórico: "Obra de tal modo que la máxima de tu voluntad pueda valer siempre, al mismo tiempo, como principio de una legislación universal".
Un cuerpo humano sin vida es la máxima expresión de la inconsciencia, por cuanto su deterioro progresivo es indicador de la carencia de una conciencia que le permita mantener su integridad.
El cuerpo de un bebé es la máxima representación de una conciencia vegetativa, sin la presencia de una conciencia volitiva, por cuanto el bebé está abierto incondicionalmente al mundo que le rodea, e integra, como aprendizaje surgido de la espontaneidad del pensar, ya presente, todas las sensaciones y percepciones en experiencias unificadoras que constituyen un continuo "crecimiento de la conciencia volitiva".
El caso de estar en contacto continuo con una habitación o recinto cerrado y pasar por alto, o no darse cuenta, de la presencia de algún objeto, que en algún momento nos llama la atención por considerar que no se encontraba en ese recinto hasta que lo percibimos, y que, al preguntar a otra persona, se nos dice que siempre ha estado allí, indica la existencia de "puntos ciegos" dentro de nuestra facultad de percepción. No se puede decir que somos inconscientes por tal motivo, pero sí se puede afirmar que no estábamos plenamente en contacto con dicho recinto cerrado o habitación.
El estado de sueño no se puede denominar un estado de inconsciencia, por cuanto indica simplemente una separación de la conciencia volitiva, de la facultad de enfocarnos en aquellos objetos o circunstancias con cierto interés para nuestro desenvolvimiento de vida. Se dice en tal caso que estamos "dormidos".
El hecho de que los maestros espirituales afirmen que "dormimos en vigilia" indica simplemente un estado de condicionamiento en el que "vemos lo que queremos ver y oímos lo que queremos oir", y que nuestra facultad de receptividad de impresiones está como adormecida o entumida, en forma tal que lo que se presenta a nuestra receptividad es "interpretado" y no tomado en su realidad expresiva. Es un estado de conciencia condicionado. Es un tipo de inconsciencia en vigilia, mediante el cual la realidad a la que accedemos se ve alterada "inconscientemente". A este respecto, el filósofo Husserl "inventa" un método de "poner en suspenso" nuestras experiencias previas para acceder a la realidad que se nos presenta. Es este un método bastante difícil de practicar, por cuanto, en nuestra atención a lo que nos rodea ya está implícito todo cuanto forma parte de nuestra experiencia previa, y "poner en suspenso", aun como recurso reflexivo es bastante difícil de ejercitar. Aunque podríamos afirmar que el simplemente observar nuestra manera de acceder a la experiencia pudiera aproximarse a dicho "poner en suspenso". Sin embargo, ese observar busca más la conciencia interior que el conocimiento exterior.
Los estados de inconsciencia propiamente dichos son causados por un trauma o golpe severo o por drogas que se utilizan cuando nuestro cuerpo ha de ser intervenido quirúrgicamente. En estos casos la inconsciencia está referida a la total suspensión de nuestros procesos neurológicos para aislarnos de todo dolor físico y emocional, y poder así, eliminar partes de nuestro cuerpo físico que ya no funcionan para nuestro bienestar y autoconservación.
Vemos, pues, que la consciencia es un estado de apertura de nuestra facultad de recibir impresiones internas y externas, y que, tal facultad, pueda enfocarse o dirigirse (volición) según los mejores intereses, tanto de nosotros como de cuanto nos rodea para el equilibrio y preservación del universo del que formamos parte. En esta forma, la consciencia implica un "Yo soy" que se reconoce como parte de una totalidad que lo rodea (el mundo o universo), y que participa activamente para el mayor bien. Es así una manifestación de la sabiduría por encima del conocimiento. El conocimiento es, sencillamente, una manera de comunicarnos acerca del mundo que nos rodea, y la sabiduría es una manera de integrarnos, en armonía y equilibrio, dentro de la totalidad de la que formamos parte. Tanto el conocimiento como la sabiduría pretenden ser compartidos, pero el conocimiento se comparte a través del discurso, con sus limitaciones, y la sabiduría se comparte desde la "Conciencia", que supera lo individual dentro del individuo y alcanza la unidad comprensiva, más allá de límites físicos, emocionales y mentales.