jueves, 20 de agosto de 2009

Niveles de conciencia: razón práctica

Anteriormente me refería a la "razón teórica" como "racionalidad teórica" para no confundir el término "razón" con el entendimiento, que es, propiamente, el que corresponde con la racionalidad en la forma utilizada por la ciencia y el conocimiento en general, incluyendo el uso propio de la apetitividad animal en la búsqueda de satisfacción de sus diversos apetitos.
En la CRPura, Kant estructura toda su concepción sobre la naturaleza humana, evaluada a través del conocimiento, en varios niveles de conciencia: la intuición pura y empírica, el entendimiento puro y empírico y la razón pura y práctica. Esta última la denomína "razón práctica pura", pues, a pesar de que su dominio es el mundo de los fenómenos, su fundamentación y principios de acción se enraizan en la razón pura, que es, en la filosofía kantiana, la facultad de los principios; y estos principios son, a la vez que comprensiones omniabarcadoras de la realidad, inicios para la acción práctica del Ser humano en su actividad de convivencia con cuanto lo rodea, y anuncio (una vez más principio o inicio) de una realidad que lo supera y lo abarca. La intuición corresponde a la receptividad, y el entendimiento y la razón a la espontaneidad del pensar.
La razón práctica se inicia, históricamente, con la ética y la moral, que son campos que aluden a las costumbres. Pero no a las costumbres comunes y corrientes, sino a las costumbres consideradas buenas costumbres. O sea, aquellas costumbres que, sin tomar en consideración las leyes que rigen lo que no debe hacerse, como acuerdo de convivencia entre los seres humanos, se refieren a las maneras adoptadas por los que consideran a sus congéneres, en su diario acontecer, con afecto, consideración y respeto. La razón práctica, pura en la terminología kantiana, es la que fundamenta en principios la actividad humana y está ejemplificada en el denominado "imperativo categórico": "Obra de tal modo que la máxima de tu voluntad pueda valer siempre, al mismo tiempo, como principio de una legislación universal". Como corolario de este principio, Kant enuncia un corolario: "La razón pura es de suyo únicamente práctica y da (al hombre) una ley universal que denominamos ley moral".
Como podemos ver, la razón pura "es de suyo únicamente práctica". En efecto, cuando nos elevamos desde la intuición empírica al entendimiento, facultad de las reglas, para describir la espontaneidad del pensar, nos vemos obligados a desmenuzar los elementos de dicho pensar en parcialidades que requieren de una concatenación y unificación en conceptos e ideas que nos permitan comunicarnos. Y es que, el pensar, así como la acción humana se enraiza en la razón pura práctica, se enraiza en el entendimiento puro para conocer. Y es que el conocer es, simplemente, la experiencia transformada en información, para transmitirla a otros seres humanos que puedan utilizarla en su devenir. Esto implica, necesariamente, un proceso inverso de transformación de la información en experiencia, para que pueda utilizarse dicha información como fundamento de actuación. En la espontaneidad del pensar vamos de parcialidades, fenómenos, a totalidades, conceptos, ideas y principios para la comprensión del mundo que nos rodea. En la razón práctica pura vamos desde principios, ideas preexistentes al pensar, a acciones específicas de convivencia. Estas ideas, resumidas en el imperativo categórico como ley moral, son, como apunta Kant en la conclusión de su CRPráctica: "Dos cosas llenan el ánimo de admiración y respeto, siempre nuevos y crecientes, cuanto más reiterada y persistentemente se ocupa de ellas la reflexión: el cielo estrellado que está sobre mí y la ley moral que hay en mí".
La razón práctica es el nivel de conciencia reflexivo más elevado que puede alcanzar el Ser humano en su evolución, y atiende a una idea de unidad del universo que todavía no ha sido alcanzado, en sus niveles de actuación, por parte de la humanidad organizada como Ser social. Envuelve al Ser humano, como individuo, en una red más amplia que el cuerpo familiar, social y planetario, en una totalidad que es inaprehensible para la receptividad, pero es, como dice Kant: "un entendimiento que por sí mismo intuyese (como, por ejemplo, un entendimiento divino que no se representase objetos dados, sino por cuya representación fuesen los objetos mismos, al mismo tiempo, dados o producidos)." En este párrafo supone Kant una cierta superioridad de la intuición sobre la razón que ha concebido en la CRP, debido a la totalidad que está implicada en la intuición contra la parcialidad de los elementos que intervienen en el pensar. De cierta manera ha renunciado, o no ha podido ver, a la razón pura como facultad de los principios, porque la ha considerado como el escalón más elevado desde la experiencia hacia el entendimiento y la razón. Solamente en la razón práctica ha planteado, en mi opinión, sin darse cuenta, que la razón pura no es el paso cumbre de la experiencia, sino, más bien, el punto inicial de su unidad que es apriorística, como lo son las categorías del entendimiento puro. El entendimiento puro, facultad de las reglas, unifica porque ya tiene en sí el factor de unificación: la razón pura, facultad de los principios. La unidad de las parcialidades fenoménicas se refleja (reflexión) en la unidad "a priori" de la razón pura. La espontaneidad del pensar se da desde la razón y no desde el empírico acontecer que la receptividad entrega para su conocer.