martes, 14 de julio de 2009

Niveles de conciencia: Subjetividad y objetividad

Al, ingenuamente, en mi opinión, iniciarse la filosofía griega, adoptó el marco de referencia de nuestros sentidos físicos como fuente de información (receptividad) para acceder a "lo que es" (espontaneidad del pensar). La filosofía fue evolucionando hasta llegar a la ciencia, que recoge los resultados de las artes y la tecnología, para explicar los procesos y seres de la naturaleza circundante. En ese camino evolutivo surgen los conceptos de subjetividad y objetividad para separar aquello en lo que estamos firmemente de acuerdo como expresión de la exterioridad que nos circunda de aquello en lo que tenemos puntos de vista y perspectivas diferentes que nos separan.
La subjetividad pretende ser un campo en el que cada ser humano tiene una manera de ver y de sentir que lo diferencia de sus semejantes y que, en consecuencia, lo separa de los restantes seres humanos. La objetividad se caracteriza por una cierta firmeza en plantear las características comunes que nuestra receptividad (intuición empírica) y nuestra espontaneidad pensante concretan en modelos, principios y leyes que explican la constitución y funcionamiento de cuanto nos rodea. La ciencia, con su método de hipótesis, comprobación y concreción en modelos, principios y leyes, constituye el castillo inexpugnable de la objetividad. Inexpugnable en la medida en que los paradigmas no se ven cuestionados hasta la aparición de nuevas perspectivas que, sin descartar los anteriores, hacen surgir nuevos paradigmas, dentro de los cuales caben los anteriores.
La filosofía es un ensayo de objetividad dentro de la subjetividad y, de cierta manera, involucra la espiritualidad que se ve, posteriormente, desarrollada en la psicología y la psicoterapia. En la filosofía, la subjetividad es aquello con lo que no están de acuerdo otros pensadores. Un ejemplo significativo es el de la teoría de las ideas de Platón, rechazada unánimemente por los filósofos que le siguieron en las diversas explicaciones que Platón da de dicha "teoría". En mi opinión, más bien se trata de la imposibilidad de transmitir en palabras algo que Platón vió con claridad meridiana y que, de alguna manera, está contenida en su mito de la caverna y, nuevamente en mi opinión, se asemeja al mundo de los santos y maestros espirituales, pero visto a través de una mente dotada para la expresión intelectual y verbal. Así como la subjetividad, dentro de la filosofía, hace surgir las escuelas de pensamiento, en la religiosidad se da el efecto sin retorno de una subjetividad radical por parte del santo y del maestro espiritual. Es el extremo en el que una persona "ve" (y habla de La Luz) un mundo que es intransmisible mediante el lenguaje y que, en cierta forma, le exige una manera de exponer que le permita señalar a sus semejantes un camino que pueden recorrer para acceder a la experiencia de dicha "visión" y que solamente mediante La Luz es accesible. La obscuridad viene a ser la percepción de los sentidos guiados por la sensualidad y la emocionalidad propias de nuestra constitución humana vulnerable ante tales niveles de conciencia físico y emocional.
Lo objetivo pertenece a lo subjetivo como un discernimiento que separa aquello que pertenece a lo material y fenoménico del campo mayor de conciencia que le es accesible al ser humano mediante guía y evolución personal. El campo mayor de conciencia es mucho más extenso que lo físico, imaginativo, emocional (causal), mental y sub e inconsciente (etérico). La conciencia tiene todo un territorio que recorrer en el denominado, por los maestros espirituales, nivel del alma y subsiguientes. En lo que puedo concebir de dichos niveles de conciencia, ya no se trata de niveles que pueden transformarse en información. Son únicamente niveles de participación y experiencia en los que, tanto mis semejantes como el universo que me rodean, somos una sola y única expresión. Es como llegar a la conciencia de mi brazo con respecto a mi cuerpo: mientras mi brazo se hace consciente, como imagen analógica, de su propia naturaleza y funciones, no percibe que toda su integridad pertenece a un mundo mayor que es el cuerpo del que forma parte; y cuando accede a la imagen del cuerpo como totalidad orgánica, se da cuenta de su identidad dentro de un contexto mayor que lo contiene y justifica.
La subjetividad se ve superada mediante la empatía y el ejercicio de las guías que han entregado quienes encontraron la conciencia que supera lo físico, imaginativo, causal (emocional), mental y etérico (sub e inconsciente): No te lastimes y no lastimes a otros; cuida de tí para que puedas cuidar de los demás; y, utiliza todo para crecer en conciencia y para utilizar, como escalones de ascenso, las experiencias que pudieran parecerte desagradables o placenteras. El simple darme cuenta de que "lo que es" no tiene nada que ver con mis expectativas de lo que debiera o quisiera que fuera. "Lo que es" está allí para guiarme a un mundo de conciencia más amplio al de la vulnerabilidad de mi constitución humana. Para guiarme a una conciencia de mi "Yo soy el que soy" que se manifiesta y expresa en múltiples niveles de conciencia que anuncian al "Yo soy el que soy", cuyo vehículo son los diversos niveles de conciencia que voy recorriendo en cada experiencia, hasta llegar a aquel nivel de conciencia en el que solamente existe, en las palabras de los maestros espirituales, un océano de amor y misericordia, y de comprensión del universo que me abarca en un "Yo Soy el que Soy" que integra a mis semejantes y todo cuanto me rodea.