miércoles, 12 de agosto de 2009

Niveles de conciencia: racionalidad teórica

En el recorrido de la filosofía y la ciencia, desde los griegos hasta la época presente, se hace evidente la necesidad manifiesta del Ser humano por crear un modelo que pueda servir de referencia, tanto para sí mismo como para sus semejantes, que permita manejar las incertidumbres y vulnerabilidades que le son propias. Es la espontaneidad del pensar que va delineando rutas del lenguaje para expresar su experiencia y su curiosidad acerca del universo que le rodea, haciendo surgir nuevas maneras de "ver" el mundo, valiéndose de conceptos cada vez más complejos que, abandonando la simple receptividad de los sentidos, se adentra en abstracciones que bosquejan un mundo paralelo al que perciben los sentidos. Un mundo teórico, formado por principios, leyes y formulaciones matemáticas sustentadas en un lenguaje natural que apenas si es concientizado como parte de la concepción, que evoluciona de manera tal que solamente los especialistas en cada área de enfoque del conocimiento pueden acceder a la terminología utilizada.
En el otro extremo del mundo, en el oriente, por contraposición al occidente de la filosofía y la ciencia, la espontaneidad del pensar se arraigó en lo humano y lo trascendente al ser humano. La concepción de un modelo se limitó a la interrelación entre los seres humanos en un mundo civil de convivencia y aceptación del mundo circundante. Lao Tse y Confucio en China, dedican toda su atención al universo como se presenta, y al ser humano dentro de dicho universo, de manera de establecer para el Ser humano una manera de vivir y convivir tanto con sus semejantes como con los restantes componentes vivos e inertes que le rodean. Solamente en la época moderna, a partir del siglo veinte, comienzan a adoptar las perspectivas occidentales en su manera de vivir en el mundo, y, a su vez, influyen con sus concepciones para irse integrando en una totalidad que apenas comienza a evidenciar sus grandes conflictos y contradicciones, pues, ante una concepción material y utilitaria, propia de occidente, manifiestan, al menos en su visión del mundo, valores de humanidad solidarios con el universo circundante.
La racionalidad teórica ha originado una visión más fina de lo que la receptividad natural del ser humano permite. Así han surgido tecnologías de comunicación y de transformación de materiales, tanto orgánicos como inorgánicos, que han ampliado el nivel de comunidad y comodidad en la vida de, por lo menos, un amplio abanico de grupos humanos y sociales, y han hecho surgir la conciencia de las carencias de un mucho mayor número de seres humanos que viven en condiciones de vida propias de la prehistoria o de la indigencia más lamentable, sin que se haya difundido el sentido humanístico y empático de los santos y maestros espirituales para con sus semejantes, en aquellos que disfrutan de niveles de vida holgadamente prósperos. La racionalidad teórica ha mostrado una total falta de sentido humano y empático para con el ser humano y para con el universo circundante. Esto último es evidente cuando se evalúan las consecuencias de los materiales de desecho tecnológico sobre la vida orgánica en sus diversas manifestaciones. Comienza, simultáneamente, a surgir una concepción orgánica del mundo que nos rodea y del universo del que formamos parte. Esto evidencia que la racionalidad teórica es una fase de inconsciencia del ser humano que ha de ser superada para que surja una nueva conciencia de totalidad dentro de la individualidad, tanto del Ser humano como de las sociedades que genera. La racionalidad teórica es parte de la animalidad del Ser humano.