jueves, 5 de febrero de 2009

Ación, pensamiento y experiencia 8

En mi opinión, en los comienzos del uso del lenguaje, el hecho y la experiencia externa se convertían en términos y expresiones destinadas a la comunicación interpersonal y grupal. Posteriormente, con la evolución del lenguaje, el uso comenzó a ser útil para la comunicación de las experiencias corporales, imaginativas, emocionales y mentales. Y, finalmente, el lenguaje comenzó un proceso de refinamiento, en la comunicación "histórica" de hechos y "conocimientos" útiles, para que las generaciones sucesivas pudieran utilizar técnicas y métodos relacionados con la producción, tanto agropecuaria como técnica y de intercambio. Y así se desarrolla un "nuevo" lenguaje que, partiendo de "experiencias" de una generación se convierten en "conocimientos" para la siguiente. En esta evolución se va generando un "mundo cultural y social" que, aunque refleja parcialmente la realidad externa, introduce imágenes, emociones y tradiciones propias de "una manera de ver el mundo" sutilmente intermediada por el temperamento y "condicionamiento" propios de una generación a otra que los recibe con sus matices y modificaciones correspondientes al cambio generacional.
El lenguaje se convierte en el instrumento del pensamiento más que de la experiencia, conservando, por supuesto, su utilidad para la transformación de la experiencia en "información". Pero surge, a mi manera de ver, una sutil e imperceptible "barrera de condicionamiento" que transforma la "manera de ver el mundo" de una generación a otra, y que origina la "ilusión" que los maestros espirituales y santos mencionan a sus allegados y discípulos. Más aun, los preceptos de conducta civil, generados en mentes privilegiadas en la observación del "comportamiento apetitivo natural" de los seres humanos, se convierten en leyes, reglamentos y normativas que fundamentan la civilidad en las relaciones humanas, y permiten el surgimiento de grupos, pueblos y ciudades. La "ilusión" a que hacen referencia los maestros espirituales y los santos, en mi opinión, es un "condicionamiento", "conocimientos" y "experiencias" individuales y grupales, surgido de la utilización del lenguaje como medio de continuidad entre generaciones, que trata de aglutinar las experiencias individuales y grupales para transformar a dichas generaciones en una entidad común e imperecedera, dentro de la natural desaparición de los individuos de una generación. Es, por decirlo de alguna manera, la consolidación de un Ser Humano supratemporal que condiciona a los individuos (Seres humanos) dentro de cada generación en formas que los mismos Seres humanos son incapaces de percibir. Es como un vidrio transparente y límpido contra el cual se tropiezan en su evolución personal, aunque dicho vidrio es un medio en el que se encuentran inmersos y, de alguna manera, sirve para la evolución del conjunto, incluyendo a aquellos más cercanos a la apetitividad primitiva de los seres menos evolucionados.
Para entrar en la trascendencia del nivel físico, que los maestros espirituales y los santos experimentan, se requiere de un constante trabajo de descubrimiento de la conciencia personal, "Yo soy", que desmonte los condicionamientos sutiles y que permita observar el mundo circundante e interior de una manera que la imaginación, la emocionalidad y la mente obstaculicen lo menos posible. En efecto, la unidad que constituimos, como individuos, con la totalidad del universo que nos rodea, incluyendo en forma privilegiada a nuestros semejantes como expresiones y manifestaciones propias de nuestra multidimensionalidad individual, solamente será posible cuando superemos nuestra apetitividad física, imaginativa, emocional y mental en un modelo intuitivo que, sin menospreciar o menoscabar en forma alguna nuestra individualidad material, pueda tener la experiencia de la unidad de la que formamos parte. Y que podamos acceder a cualquier expresión o manifestación de cualquier naturaleza sin la calificación peyorativa o exaltadora que nos arroje a la individualidad, pero con la "conciencia" que nos permita cuidarnos y cuidar cuanto nos rodea, sin lastimar o lastimarnos y utilizando toda experiencia para aprender, para ampliar nuestro "conocimiento" o experiencias y para trascender lo físico de nuestra individualidad con delicadeza y consideración, tanto para nuestra individualidad como para nuestros semejantes y el universo que nos rodea.
No hemos desarrollado el lenguaje apropiado a la tarea de trascender lo material, salvo en lo relacionado con dicha materialidad: imaginación, emoción y mente y sus correspondientes dentro de nuestra reactividad sub e inconsciente. No sabemos si ello es posible, por cuanto los maestros espirituales y los santos, que utilizan la analogía, la parábola y los recursos propios de la narración, no han posido transformar sus experiencias en terminología y lenguaje apropiado para la comunicación interpersonal. Ello, posiblemente, se ha debido a que se requeriría de la presencia de más de un santo o maestro espiritual en comunicación de realidades accesibles simultáneamente a ambos. E, incluso en este caso, difícilmente podrían comunicar algo que no es accesible a quienes los rodean. Sería necesario, en primer lugar, que pudiéramos acceder a dichas experiencias trascendentes para nominarlas o comunicarlas. Y, de acuerdo a lo que podemos inferir, en el momento de acceder a dichas experiencia, ya no sería necesaria comunicación alguna, puesto que, en dicha situación privilegiada, seríamos un solo ser en experiencia de su potencialidad de manifestacion y expresión unitaria. Llegamos así a la limitación de la discursividad (presencia y secuencia) de lo material: se trata de que nuestras experiencias están regidas por la focalidad dentro de un contexto (figura y fondo) que debe ser recorrido en su infinitud y su eternidad con nuestra manifestación física como vehículo irrenunciable. En consecuencia, se trata de una "imposibilidad" de nuestra naturaleza dual: El espíritu o alma tiene, según inferimos sin poder probarlo, "comunicación" o "conocimiento" de la totalidad de la que forma parte "discernible", pero nuestra condición física o material se limita al contexto y condiciones de la cercanía o proximidad discursiva de la infinitud y eternidad, "indiscernible" en particularidades que no sean leyes y reglas de interacción de aplicación finita y temporal.
Tal vez el siguiente paso, en nuestra evolución, consista en averiguar la manera de transformar la información (opinión y conocimiento) en experiencia. Pudiera imaginar que la transformación de la experiencia en información pudiera tener un camino de regreso, distinto del experimento científico que requiere de la focalización y el contexto y que, en consecuencia, se limita a la discursividad en detrimento de la intuitividad propia de la totalidad. Tal vez la evaluación de la discursividad narrativa incluida en las parábolas, las analogías y las narraciones propias de los maestros espirituales y los santos, unida a la evaluación de la totalidad que intentan abarcar los principios que la ciencia coloca en la cúspide de la discursividad propia de las experiencias focalizadas dentro de contextos específicos, pudiera arrojar alguna luz. Pero esto requiere de mentes poderosas como las de Kant y Hegel en contextos libres de condicionamientos filosóficos e intelectuales para precisar las maneras de convertir informaciones y opiniones en conocimientos. Y, tal vez, estas situaciones sean contradictorias en sí mismas, por cuanto tratan del descubrimiento del Espíritu utilizando herramientas que están limitadas a la condición sensible del Ser humano, cuando lo que se requiere es de herramientas que permitan trascender la condición sensible para acceder al mundo de lo espiritual, y, en consecuencia, se trata ampliar nuestra condición sensible para que predomine nuestra condición intuitiva sobre nuestra naturaleza discursiva. Como dice Kant: "Pues si quisiera pensar un entendimiento que por sí mismo intuyese (como v. g. un entendimiento divino que no se representase objetos dados, sino por cuya representación fuesen los objetos mismos al mismo tiempo dados o producidos)..."