martes, 5 de junio de 2007

Conciencia 5

Despertar e iluminación traen a la mente sus contrapartidas: estar dormido, sueño, estar en la oscuridad. Es así como entendemos que los maestros espirituales hacen referencia a que "estamos dormidos" y "estamos en la oscuridad", en relación a una realidad que es clara para ellos. Esto implica que nuestro estado de vigilia o alerta cotidiano, en el cual nuestros sentidos están abiertos a cuanto nos rodea, no accede a la realidad accesible para los maestros espirituales.
Una primera aproximación nos dirige a la necesidad de ampliar nuestra percepción física a una "percepción" que abarque una mayor y más elevada "realidad". Esto quiere decir que necesitamos una "sensibilidad" adecuada a los elevados niveles de conciencia que son accesibles para los maestros espirituales. Esto puede obtenerse mediante una apertura a las enseñanzas de dichos maestros espirituales. En todo caso, dichas enseñanzas son dadas mediante analogías y anécdotas que apuntan al objetivo sin "mencionarlo", por cuanto las palabras de nuestro mundo sensible no se aplican a las experiencias del mundo del espíritu.
Otra aproximación consiste en comprender que nuestra percepción está envuelta en preconcepciones y experiencias negativas que condicionan nuestra receptividad de lo que es. En este sentido necesitamos reaprender el mundo que nos rodea mediante las guías de los maestros espirituales, y ésto, a su vez, consiste en tomar conciencia de nuestros pensamientos, emociones e imágenes, en cualquier experiencia en la que nos encontremos envueltos. A la manera en que lo he entendido, consiste en evolucionar, dejar que las situaciones, circunstancias y experiencias se presenten, y estar consciente de lo que sucede en nuestro interior. Es, una vez más, simplemente observar, sin rechazar, nuestros pensamientos, emociones e imágenes ante la experiencia que nos toca vivenciar.
En cuanto a la oscuridad, la referencia es a comprender, una vez más, que hay un mayor panorama que puede iluminarse mediante una "percepción" diferente. Este factor de iluminación, en mi opinión, no depende de mí mismo en forma directa, aunque, indirectamente, yo la promuevo mediante mi intención y mi dedicación a las enseñanzas, los ejercicios espirituales y la "comprensión" constante de que "lo que es" no es bueno ni malo. Simplemente está ahí para mí, que lo utilizo para aprender la diversidad y posibilidades, sin descuidar mi integridad física, emocional y mental. Esto se resume en las reglas: no te lastimes y no lastimes a los demás; cuida de tí para que puedas cuidar a los demás; y, utiliza todo para aprender, para avanzar, para crecer en conciencia y experiencia.
En mi opinión, es notoria la falta de interés por parte de los filósofos para "comprender" el mundo como una totalidad, al menospreciar la influencia de la emocionalidad en el conocimiento. Han dedicado todo su esfuerzo al campo de la mente, sin tomar conciencia de que la mente del ser humano se encuentra envuelta en las emociones y la imaginación. Han limitado el conocimiento al dominio de la racionalidad, sin darse cuenta de que, si tal racionalidad fuera esencialmente independiente, todos los seres humanos deberíamos ver las mismas cosas en las mismas circunstancias, y, en tal sentido, todos los seres humanos deberíamos acceder al conocimiento de la misma manera y sin obstáculos para ver "el mismo mundo". En Kant es notorio el hecho de que quiso abarcar todos los dominios del conocimiento, pero, cuando llega al Juicio, a la facultad de juzgar, hay dos premisas que subyacen a su concepción: la primera se refiere a la dificultad que tienen gran cantidad de seres humanos para subsumir una experiencia bajo un determinado principio que lo abarca (notoriamente en la formación profesional se dan excelentes profesionales que, enfrentados a determinados casos de la experiencia, tienen dificultad para subsumir dicha experiencia bajo una regla en general. Esto es particularmente problemático en el caso de jueces y especialistas del derecho); la segunda se refiere a que, en la Crítica del Juicio, trata de "descarnar" las "impresiones" (juicios estéticos) de lo emocional, de lo subjetivo que se muestra en un compartir de la subjetividad que, difícilmente, en mi opinión, pueda concebirse como un aspecto meramente intelectual, sin participación de una "energía" afín a la emotividad. Estos dos factores indican un menosprecio de la emocionalidad en la formación de conocimiento. Lo cual constituye una manera de evitar elevarse a las posibles causas del "oscurecimiento" que se concibe en el campo de lo espiritual. Este es también el caso de Platón que, en La República, que, en su origen, es un estudio de la naturaleza humana (en particular mediante un entendimiento de lo que es la justicia, un hombre justo), menciona la poesía como una disciplina que debe eliminarse en La República para el beneficio del equilibrio y balance que la justicia implica, sin darse cuenta de que el equilibrio, en el caso de los seres humanos, no consiste en eliminar alguna de nuestras facultades o potencialidades sino en darles un balance o equilibrio en nuestra vivencia cotidiana; que el ser humano justo, equilibrado, es un ser humano "consciente" de sus posibilidades y limitaciones, y que la emocionalidad, la imaginación y la mente deben ser cultivadas en forma tal que el subconsciente propio de nuestra naturaleza apetitiva sea contrarrestado en forma tal que beneficie nuestro ser integral, para elevarnos a los niveles más altos de nuestra naturaleza no material, a partir de los elementos de nuestra constitución material.