domingo, 24 de septiembre de 2006

Campos de conciencia 12

Las funciones vitales de nuestro cuerpo son automáticas en su mayoría, incluso el pensar, que es definido como espontaneidad, tiende a ser automático y a estar dirigido a las funciones de acopio y satisfacción de nuestras necesidades fundamentales. Solamente cuando el "Yo soy" se hace presente podemos hablar de estados de conciencia. Y esta presencia surge, en primera instancia, de los estados emocionales que nos ponen en contacto con los deseos que van más allá de la satisfacción orgánica vital, incluída la sexualidad.
El conocimiento, como actividad descriptiva y formuladora de modelos del mundo circundante, surge como parte del "Yo soy" que se contrapone al mundo físico, y que interpreta en términos de utilidad el comportamiento de todo cuanto se encuentra en nuestro alcance perceptivo.
La conciencia, propiamente dicha, surge cuando ya se han cubierto los niveles de conocimiento utilitario y comprendemos que nuestra presencia está condicionada por las características del mundo circundante. Comprendemos que el uso que realizamos del medio ambiente se revierte en formas poco propicias para nuestra supervivencia.
Los términos conocimiento, sabiduría y conciencia tienen como antecedente común el verbo latino "scire", cuya traducción literal, según recuerdo, es "saber". Así que la diferencia debe estar en el alcance de cada uno de los términos: Conocer procede de otra palabra latina (noscere), pero su composición indica que el "nos-scire" se refiere al conocimiento que podemos compartir con otros seres semejantes a nosotros, y se refiere a un lenguaje de comunicación formal (conocimiento científico) que puede ser comprobado mediante procedimientos previamente acordados. La sabiduría es un tipo de conocimiento que está enraizado en la Razón Pura y, aunque puede ser compartido, no está sometido a procesos externos de comparación o comprobación sino, más bien, a una comprensión que nos hace honrar a quien la manifiesta, pues se trata de una "manera de ser, de sentir , de expresarse" que se fundamenta en principios de integración con el universo personal y objetivo. La conciencia es un estado de conocimiento que se va ampliando a través de todos los niveles de conciencia y se establece, finalmente, en la sabiduría. El conocimiento es compartido mediante el lenguaje, la conciencia y la sabiduría se comparten mediante el ejemplo. El hombre consciente sabe que sabe y no necesita demostrarlo ante interlocutor alguno. El hombre sabio es un hombre de principios (de la Razón Pura) que ha superado el conocimiento y que no necesita demostrar que sabe, sino que está abierto a cualquier experiencia, en forma tal que siempre se considera un estudiante de la sabiduría infinita en su manifestación externa. El hombre "científico" puede utilizar su conocimiento para producir destrucción y deterioro. El hombre sabio actúa según la máxima kantiana: "Obra de tal forma que la máxima de tu voluntad pueda convertirse al mismo tiempo como principio de una legislación universal"; y no lo hace como un "imperativo" sino como un proceso de razón, de integración.
A medida que descendemos desde la RP, el conocimiento tiende a separarse en parcelas y modos utilitarios de supervivencia en el nivel físico. En la medida en que nos elevamos desde el nivel físico, la conciencia tiende a integrarse cada vez más, hasta llegar a la RP, y no sabemos si más allá, para abarcar todo cuanto existe como una totalidad que nos incluye.

miércoles, 13 de septiembre de 2006

Campos de conciencia 11

El "Yo soy" de la Razón Pura (RP) que, en el individuo humano, se ha diversificado en Intuición Pura (IP) y Entendimiento Puro (EP) como manifestaciones de niveles de conciencia de receptividad y espontaneidad, tiene una manifestación en los niveles de conciencia empíricos inferiores denominados: físico, imaginativo, emocional, mental y subconsciente.
En mi imaginación, la vida humana es un viaje circular desde la RP hacia la opinión y el conocimiento y, cuando aparece la conciencia del "Yo soy" ( "el que se manifiesta en... pensar, sentir, etc."), de regreso a la RP. La RP es omnisciencia y creatividad en el nivel de la totalidad de la existencia, es la facultad de los principios constitutivos y la facultad que hace surgir los principios en todo cuanto se manifiesta.
Como seres humanos, nuestra vulnerabilidad física y emocional (dolores y mortalidad en todas sus expresiones) condicionan la presencia de nuestras facultades superiores (RP, IP, EP) de tal manera que todo cuanto "pensamos" se ve interpretado a través de la posibilidad de padecer el dolor y la mortalidad en todas sus manifestaciones. El conocimiento y nuestras opiniones, creados para comunicarnos, se convierten en una proyección de nuestros apetitos, y surgen expresiones como el miedo, la ira, la envidia, el odio y otras manifestaciones parecidas, que únicamente son interpretaciones veladas por nuestra vulnerabilidad inmediata, sin tomar en cuenta otros valores o niveles de conciencia que aprecien la universalidad de nuestra presencia o la interrelación que tenemos con cuanto nos rodea.
Únicamente cuando nuestra experiencia de vida se libera del velo de la vulnerabilidad propia de nuestra naturaleza emocional y física, podemos acceder a los niveles de conciencia más elevados.
Y es natural que así sea, puesto que desde que somos concebidos comenzamos a experimentar dolencias físicas y emocionales, registradas y aumentadas por nuestra imaginación, nuestra mente empírica y nuestro subconsciente, que nos condicionan a la preservación y satisfacción de un bienestar físico que se nos impone como bien inmediato y que, paulatinamente, va creando una manera de percibir el mundo a través del "yo físico-emocional" que se nos revela con intensidad, en el dolor y en el placer tanto físico como emocional, en los niveles inferiores de conciencia.
La etapa de "iluminación", que es aquella en la que la "luz de la conciencia del Yo soy" se nos hace presente como "Luz de la conciencia del formar parte de una totalidad Yo Soy El Que Soy", surge, por lo general, como resultado de "crisis de identidad" propios de las satisfacciones o de los dolores que sustentan el modelo del "yo físico-emocional". Y, en tal situación, comenzamos a ser conscientes de que ninguna satisfacción física o emocional es suficiente y de que, en cualquier caso, siempre nuestra satisfacción es algo interior y está disponible para nosotros sin el requisito de un estímulo externo. Es el momento en el que nos damos cuenta de que la satisfacción de amar no requiere de la satisfacción de ser amado, que la satisfacción de la bondad tiene su propia recompensa en la bondad que se brinda, en el servicio incondicionalmente dado, en el conocimiento que disfruta del simple saber, sin necesidad del reconocimiento externo por parte de un interlocutor. Y, lo más significativo, y que aun el decir y hablar sobre estas cosas no es fácilmente accesible, el saber que somos algo más que el yo físico-emocional. Tal vez sea esta la experiencia cumbre en la etapa de iluminación: Llegar a tomar conciencia de que "Yo soy conciencia pura que se manifiesta en todas las posibles expresiones de vida física, imaginativa, emocional y mental, e independiente de condicionamientos subconscientes e inconscientes".

sábado, 9 de septiembre de 2006

Campos de conciencia 10

La espontaneidad que es propia del pensar, emanada de la RP, puede ser caracterizada como atención y volición(origen de la voluntad). Como recordamos de la psicología gestáltica o estructural, nuestra facultad receptiva se organiza en una estructura de figura y fondo. O sea: en toda intuición se nos da un foco de atención claramente dibujado contra un fondo difusamente presente. Para recorrer el entorno que nos rodea y que nos constituye (interior y exterior de nuestra capacidad de producir representaciones) necesitamos cambiar o ampliar la figura, para abarcar más del fondo difuso o para discriminar o dibujar más la figura. Este recorrido lo hacemos gracias a nuestra volición (facultad de enfoque o capacidad de dirigir nuestra atención).
Nuestra atención puede ser capturada por motivaciones instintivas (automáticas o reflejas) o volitivas (dirigidas por nuestro entendimiento). En principio, nuestra voluntad es dirigida, a partir de un posicionamiento instintivo inicial, según los intereses que nuestro entendimiento identifique en cada caso.
En sus obras más significativas, Kant ha planteado tres niveles de interés: conocimiento, acción y contemplación. Estos niveles de atención exigen determinados movimientos de la voluntad para su realización, y, en consecuencia, la volición se ejerce direccionalmente para cumplirlos. Estas facultades son, por excelencia, discursivas. O sea, secuenciales.
En cada circunstancia de la vida individual se nos presentan determinadas alternativas de acción u omisión que se constituyen en "opciones" entre las cuales debemos elegir para conocer, actuar o contemplar. Esta es la situación en la que se habla de "libertad" de elección. Cada decisión entre opciones conduce a nuevas opciones, que podríamos denominar "grados de libertad", en nuestro cotidiano acontecer. Nuestra vida es un discurso sobre un telón de fondo constituído por la RP, en su manifestación alternativa de IP y de EP. Los niveles de conciencia que se nos presentan pueden tener un elevado nivel de capacidad de respuesta "consciente", cuando nuestro "Yo soy" acompaña cada situación, circunstancia y experiencia en ascenso hacia nuestro más elevado nivel de unidad con el universo que nos rodea y nos constituye; o, por el contrario, pueden manifestarse en un simple nivel instintivo y desintegrador (ausencia del "Yo soy"), cuando nuestra capacidad de respuesta se realiza en un nivel de simple satisfacción apetitiva.

Campos de conciencia 9

La Razón Pura (RP), creatividad y omnisciencia en el nivel de la totalidad, facultad de los principios, se manifiesta en el "Yo soy" humano alternativamente como receptividad y como espontaneidad. En el nivel de receptividad se manifiesta como Intuición Pura (IP) de infinitud y eternidad omnicomprensiva de presencias tanto físicas como eventuales (eventos, sucesos). Son los denominados "fenómenos" en la Crítica de la RP de Kant. Eternidad e infinitud, como unidad de la totalidad propia de la RP, en razón de no poder ser recorridas por la intuición empírica, se transforman en un marco referencial o forma de la intuición que denominamos espacial, para la infinitud de las presencias físicas, y temporal, para la eternidad de las presencias eventuales (eventos, sucesos, fenómenos en su acepción más comprensiva). Las presencias requieren de un orden para poder ser identificadas por nuestro entendimiento empírico, y, gracias a la capacidad de regularización de nuestro Entendimiento Puro, se constituyen en un orden físico (espacial - espacio: distancia entre presencias) con referencia básica a nuestro ser físico, y en un orden sucesivo (temporal - tiempo: duración de presencias) de antes, ahora y después. Ambas manifestaciones (espacio y tiempo) se transforman en sistemas de referencia a nivel empírico.
La manifestación de la RP como espontaneidad es el Entendimiento Puro (EP), denominado por Kant la facultad de las reglas, cuya omnicomprensión de presencias se realiza en un nivel de legislación, de regularización, de los fenómenos según reglas. El EP es, más que una omnicomprensión, una omniintegración de los fenómenos en un todo comprensivo. Esta omniintegración es unificación mediante las denominadas Categorías o Conceptos del Entendimiento Puro (CEP).
Así pues, la RP se manifiesta alternativamento como IP y como EP que unifican formalmente toda intuición empírica o fenómeno en una totalidad. Estas formas son espacio (presencia física), tiempo (presencia eventual o sucesiva o fenoménica) y reglas de presencia física o eventual. Queda así esquematizado el tramado de niveles de conciencia más elevado en lo relacionado con el individuo frente al contexto que lo rodea y lo constituye.

sábado, 2 de septiembre de 2006

Campos de conciencia 8

El nivel más elevado de conciencia del "Yo soy" es la Razón Pura kantiana. El "yo", en tal nivel, es integridad, es totalidad; "soy" es la espontaneidad que reconoce y se plantea como universalidad, como universo en expresión y manifestación activa. La sentencia bíblica "Yo soy el que soy" y el imperativo categórico de kant: "Obra de tal modo que la máxima de tu voluntad pueda valer siempre al mismo tiempo como principio de una legislación universal", nos muestran la elevación del "yo soy" en lo divino y en lo humano como una integración de lo universal en una unidad que los comprende como principio.
La RP es definida por Kant como la facultad de los principios. Es así porque su espontaneidad reside en un principio universal que la conforma y la define. Es la facultad desde la que el "yo soy" procede según principios y elabora principios, razones y juicios que sintetizan, en las experiencias del ser humano físico, la vía de expresión y manifestación. Las razones no son concatenación de razones, son síntesis expresiva de perspectivas determinadas dentro de un contexto que las genera, y pueden, subsiguientemente, ser utilizadas por el entendimiento para los efectos del raciocinio. Son expresión de lo universal, siempre presente en la sabiduría más íntima de la RP, que contiene la base y el sentido del universo en la razón humana. Los juicios, igual que las razones, expresan, como en el imperativo categórico, lo universal del ser en el pensar, el hacer y el contemplar. Los principios son, como su nombre mismo, la expresión más universal de todo cuanto constituye el universo, aunque pueda derivarse hacia una perspectiva determinada de manifestación. El "yo soy", al nivel de la RP, sabe. Todo conocimiento está inmerso en su universalidad de omnisciencia. No como específico conocimiento humano, propio de la comunicación entre humanos, sino como principio constitutivo de cualquier perspectiva que el humano decida recorrer. Por tal motivo, cada expresión humana es una expresión de la divinidad, y, con razón, se dice en las enseñanzas espirituales que "todo está bien para la perspectiva divina".
El imperativo categórico es "imperativo" desde la perspectiva de la "condición física, sensorial y emocional". En el nivel de la RP es, sencillamente, el camino o principio o vía de expresión para "la condición humana". En tal sentido, la predestinación queda superada. No es que "mi comportamiento es inadecuado porque ya la divinidad conoce mi comportamiento", sino que "mi comportamiento es tal porque expresa un principio de acción acorde con un universo que ha devenido en limitación de expresión dentro de un conocimiento limitado, pero siempre regido por principios de universal aplicación dentro de la mencionada limitación".
Podría decirse que "la reminiscencia platónica", y el caso de la expresión de conocimientos y manifestaciones artísticas "precoces", obedecen a esta sabiduría implícita en la RP, que han sido propiciadas por particulares características manifiestas en los seres humanos que las expresan, y que se han activado desde el principio universal residente en la RP.
Si busco un principio universal de expresión y manifestación que pueda considerarse como inclusivo del universo como un todo integral, lo más propio sería el amor, que se expresa en la unión de las diferencias. El amor de los enamorados, de padres e hijos, de amigos, y todos los semejantes, ejemplifican de alguna manera la esencia de ese principio de proximidad, inclusión e integración, si descartamos los aspectos sensuales, que también pueden apuntar en tal dirección. Los polos de un mismo imán también pueden ejemplificar tal principio; pero los polos de dos imanes diferentes tienden a formar una sola unidad física, y se perdería la diferencia que ejemplifica (al menos la diferencia corporal). Siempre en el entendido de que tales ejemplos apuntan, pero no definen cuál sea ese principio integrador en las diferencias, porque es muy difícil expresar esa integridad universal que lo conecta todo, y que, para los seres humanos, en el nivel de la RP, es de la más elevada grandiosidad en su contemplación.
El nivel por encima de la RP es alcanzado únicamente por los santos y los maestros espirituales, que logran, en un nivel no intelectual, esta sabiduría, y la expresan en un nivel no comunicable mediante palabras, pero observable, para sus semejantes, en su comportamiento y elección de alternativas de vida, totalmente desapegadas de afecciones propias de la condición física, emocional y sensual humana. La RP es omnisciencia en el más elevado sentido del saber por principios, por origen del saber, como generación de saberes en perspectivas humanas.