sábado, 20 de julio de 2024

Comunicación, Contexto y Trascendencia

El lenguaje oral, escrito y utilizado por el ser humano para comunicarse está diseñado para comunicarse en el nivel de lo físico material de su percepción del mundo que lo rodea, que puedo considerar un primer contexto y denominarlo mundo. La Trascendencia surge precisamente cuando me doy cuenta de que la comunicación misma hace referencia a palabras cuya significación implica un contexto no perceptible con los sentidos físicos, salvo la necesaria contextualización, valga la redundancia, con un ámbito extendido y relacionado con lo físico mediante símbolos que, en sí mismos, encierran un contexto ampliado del mundo físico material relativo a dicho contexto. Puedo denominarlo contexto mental, imaginativo, emocional, consciente e inconsciente, de acuerdo a lo que, históricamente, ha ido creando el individuo en su relación con sus semejantes. En tal sentido han ido surgiendo la filosofía, la religión y la ciencia como mundos paralelos y relacionados con el mundo físico material.

La trascendencia surge en la interrelación de los mundos que el lenguaje ha ido introduciendo en cada contexto del mundo físico material percibido directamente con los sentidos. Puedo ver que la filosofía y la religión han estado en íntima relación con el mundo interior del individuo; y, de la filosofía, que, en mi modo de ver, se ha ocupado de atisbar el Universo que contiene al individuo, surge la ciencia. Esta se ha ocupado de crear símbolos de comunicación para representar maneras de concebir el mundo físico material desde la percepción y esos otros mundos imaginativo, emocional, mental, subconsciente e inconsciente que el individuo ha ido creando con el devenir de la vida y la sucesión de generaciones. 

Dentro de cada generación ha habido individuos particularmente dotados que "se" han objetivado junto al Universo que les rodea y han Trascendido las barreras de su individualidad para "ver" un mundo y una intencionalidad que les integra y abarca. Recuerdo someramente a Siddhartha Gautama, el Buda; Jesús de Nazareth, el Cristo y Lao Tse. El "mundo" que ellos vieron no tiene objetividad, pues el sujeto es siempre el mismo, aunque, como individuos, no podamos delimitarlo. También incluyo a Moisés, con el primero de sus diez mandamientos de la religión judeo cristiana y a Kant con su imperativo categórico, entre los que lograron trascender el mundo físico material y "ver" un mundo más allá de la condición apetitiva y vulnerable que caracteriza al ser humano.