sábado, 29 de mayo de 2010

Reflejos 5

He llegado al momento en que escribir, que es una tarea impuesta en mí por mí mismo para manifestarme ante mí, se me hace difícil por la carencia de consistencia en lo que pienso acerca de todo cuanto me rodea, que es, sencillamente, yo mismo en mi aprehensión de cuanto está a mi alcance físico, emocional, mental y reactivo en la distancia.
La filosofía, la conciencia, el conocimiento y la sabiduría, son los temas que permanecen con significación dentro de mí. Con todo, es mi necesidad de encuentro con la experiencia que me trasciende y que ha vuelto a avivarse con el siguiente texto de Allan Watts en su "La Identidad Suprema": "Ahora bien, esta intuición universal e inevitable de las personas que practican cualquier tipo de introspección, esta intuición del Yo consciente interior, distinta de todos los objetos conocidos, inclusive los pensamientos y sentimientos, el espacio y el tiempo, es, por decirlo así, el germen de la comprensión metafísica. Hay un pasaje de las Memorias de Tennyson, que lo sugiere: "... Una especie de éxtasis que he tenido con frecuencia, desde mi infancia, estando completamente solo. Me ha ocurrido generalmente al repetir mi nombre para mí, silenciosamente, dos o tres veces, hasta que, de súbito, como si excediera la conciencia de la individualidad, la individualidad misma pareciera disolverse y desaparece en un ser sin límites; y esto no es un estado confuso, sino tan claro, seguro y misterioso como ninguno, absolutamente inefable, donde la muerte era casi una ridicula imposibilidad, pareciendo que la pérdida de personalidad (si fuera así) no fuese una extinción sino la única vida verdadera."" (Memoirs of Alfred, Lord Tennyson vol. V, página 473)
Mi intención en estas perspectivas y, en particular, en estos reflejos, es recorrer un camino ante mí mismo, para permitirme descubrir los hitos del recorrido e intentar lo que no han podido los grandes maestros y santos espirituales, por no estar entre sus objetivos, pero que es el camino que los primeros filósofos quisieron señalar para la "filosofía", como "amor a la sabiduría".
El amor a la sabiduría no es el deseo de conocer, sino el anhelo o necesidad de trascender lo que la mente, las emociones y la imaginación dibujan, pues la sabiduría tiene su campo de acción en el vivir, manifestarse y expresarse como la música, la poesía y las artes en general. Sencillamente es estar inmerso en la belleza del amor por cuanto me es en la integridad de mí mismo con el universo y su manifestación hacia y desde mí mismo. Sigo buscando la experiencia que me trascienda...