lunes, 22 de septiembre de 2008

Experiencia 30

Experiencia es "fuera y alrededor de los entes (ex-peri-entia)" en mi versión particular y personal del término, indicando que dicha significación involucra a todos los entes, incluyendo al ente denominado ser humano. También es "encuentro del Ser humano con el mundo", para señalar que el ente por excelencia, en su concepción y acción sobre el mundo que lo rodea, es el ser humano. Ahora bien, cuando señalamos la experiencia como base y fuente del conocimiento nos damos cuenta de que dicha experiencia es un proceso sintético de la receptividad (intuitiva, sensorial) y la espontaneidad (pensamiento discursivo) del ser humano. Dicha experiencia no ha sido planteada en términos de mínimo caudal de información procesada. Toda experiencia, simple o compleja, es un acto sintético sin consideraciones de fundamentación de los contenidos en cada experiencia. Posteriormente surgirá la razón como actividad totalizadora y completiva de las experiencias, incluyendo una capacidad presente en el término intuición (totalidad abarcada), pero, esta vez, centrada en una facultad, igualmente espontánea, como en el pensar, que admite que la totalidad abarcada en la experiencia forma parte de un todo orgánico interrelacionado.
La experiencia moldea y transforma el universo circundante del Ser humano. Y, en dicho moldear y transformar, surge la conciencia como participante activa que puede dirigir el curso de dicho moldear y transformar, tomando en cuenta que el Ser humano es una parte de la totalidad que requiere de una elevación de su receptividad y espontaneidad para hacer participar al universo circundante en su transformación . La experiencia, focalizada en el modelo de figura y fondo, es discursiva en su comprensión del mundo, y, en consecuencia, puede interpretar polarizadamente su recorrido discursivo y dirigir la acción en forma desbalanceada para determinadas partes o componentes del mundo en consideración.
El proceso de aprendizaje del ser humano es abierto en los primeros años de vida. Tal vez se va cerrando progresivamente durante la adolescencia hasta concluir en un paradigma condicionado al terminar los años de aprendizaje y comenzar la actividad considerada adulta. Es en esta dirección que comienza a aparecer la importancia de la conciencia como participante activa. En efecto, en la vida adulta, el Ser humano está tan condicionado por sus aprendizajes académicos o limitativos de vida que solamente se desenvuelve dentro de patrones de comportamiento previamente "aprehendidos", sin la apertura necesaria para considerar nuevas alternativas. Se ha perdido la ingenuidad y receptividad del niño que se expone a la experiencia del ensayo y error como base de aprendizaje para recorrer el universo que lo circunda.
Hasta la presente fecha, solamente la psicoterapia ejercida por los psicólogos y psicoterapeutas de avanzada han progresado en el proceso de hacer aparecer la conciencia de los seres humanos que acceden a sus servicios de aprendizaje y expansión de conciencia. Por supuesto que los maestros espirituales siempre han estado presentes en el desarrollo y expansión de la conciencia, pero lo han hecho desde una posición tan elevado que solamente han podido influir en las personas cuya formación religiosa los ha hecho sensibles a la presencia de factores invisibles, no materiales, en la vida personal y grupal. Actualmente, en mi opinión, se hace evidente la carencia de conciencia de los seres humanos, tanto dirigentes como dirigidos, en la apreciación de las circunstancias que toca manejar en la vida cotidiana. Y esto, unido al condicionamiento de los estudios académicos, que dan por sentada una manera de ver el mundo modelada por mentes que nos precedieron y que dejaron modelos que solamente ellos podían comprender en sus distintas dimensiones y que, en consecuencia tienen poca o ninguna relación directa con la experiencia propiamente dicha. Las significaciones (hechos, objetos, procesos y experiencias) tienen una distancia sustancial con relación a los modelos, símbolos, y discurso (significados y experiencias, cuya aprehensión directa puede estar alejada de los signos o significantes del discurso, pero son interpretadas mediante lo modelado por otras mentes).
La conceptualización propia del leguaje (que es limitado en su aprehensión de lo específico o concreto de cada experiencia) condiciona al Ser humano dentro de una "inconciencia" o condicionamiento que no delimita los diversos niveles posibles de conciencia (físico, imaginativo, emocional, mental y sub e inconsciente). La conciencia es una facultad que no se puede enseñar. Solamente se puede modelar , y dicho modelaje requiere de la excelencia del modelo que se presenta a la consideración del "aprendiz". Los maestros espirituales son los mejores modelos, pero su distancia sensitiva con relación a la gran masa humana solamente ha producido superstición y condicionamiento que, hasta el presente, solamente ha aliviado lo grupal sin atender a lo individual, fuente y base de todo grupo social: si el individuo es consciente, la sociedad o grupo humano sentirá los beneficios del equilibrio, de la justicia (balance no punitivo), en su plena satisfacción y aprehensión del universo.
Así que la experiencia más simple, aquella que puede hacer de la experiencia en general un motivo de continuo aprendizaje, es la conciencia personal, individual, mediante la cual el Ser humano se pone en contacto con su mundo interior como referencial de lo que el mundo parece representar ante sus sentidos externos. Solamente la observación interior de mis estados de conciencia y del efecto que el universo circundante produce en mi sensibilidad (niveles físico, imaginativo, emocional, mental y sub e inconsciente) puede traer a un equilibrio (justicia) lo que la experiencia concreta contribuye a constituir como "saber" acerca de mi encuentro con el mundo que me rodea.

martes, 16 de septiembre de 2008

Experiencia 29

En los primeros tiempos el lenguaje debió ser un intento por imitar "las cosas, los sucesos..." para intentar comunicar "al otro" la experiencia en su ausencia, algo así como onomatopeyas comunicativas. Posteriormente fue tomando, con la evolución y "la experiencia" adquirida, las formas de lo conceptual que resume lo esencial de lo significado (cosa, objeto, suceso, experiencia...) en el significante (palabra, definición, conceptualización, concepción, concepto...). El lenguaje debió conformarse con el concepto y no con "la designación" para economizar esfuerzos de concreción en aras de universalización y comprensión. De haber intentado abarcar cada cosa, objeto, situación, suceso y experiencia en forma específica para hacer unívoca la comunicación, el lenguaje se habría tornado inabarcable para una sola mente, para un solo ser humano, pues cabría esperar que cada ser humano fuera una fuente de vocablos y especificidades para lograr la univocidad, haciendo así imposible la comunicación, pues lo específico habría ahogado las posibilidades y la diversidad humana en un intento inútil por hacer de la comunicación un acto único, unívoco. Es imposible concebir una comunicación que designe lo significado (experiencia) en forma que el significante (discurso) sea unívoco, sea tan específico como la experiencia que lo genera; en forma en la que se eviten los "malos" entendidos o las desviaciones que cada ser humano aporta para cada hecho o experiencia vivida.
En estos días (semanas más o menos) ha aparecido una noticia en los medios, relacionada con el inicio de un experimento científico en un novedoso laboratorio subterráneo en Suiza, según la cual, varios científicos de diversos países (específicamente físicos) se reunirán para utilizar un acelerador de partículas subatómicas con la finalidad de investigar los orígenes del universo según la teoría del big bang y, adicionalmente, agregaba la noticia, determinar qué es la materia. Como podemos deducir del objetivo, aparentemente, no sabemos qué es la materia. El hecho de que nuestros sentidos nos ofrezcan características definidas mediante la vista, oído, olfato, gusto, tacto y "sentido común", no nos da qué sea la materia. Además la ciencia, que ha determinado que la materia es una forma de energía condensada, tampoco "aclara", según lo que la noticia permite deducir, qué sea la materia.
Y el esfuerzo pensante de Kant por sustentar el conocimiento científico en la experiencia, y el esfuerzo pensante del suscrito en clarificar lo que la palabra experiencia pudiera señalar dentro de lo humanamente señalable, queda en entredicho, puesto que la palabra experiencia, como sustento del conocimiento, queda descartada. Sinembargo, la afirmación anterior es retórica, puesto que la experiencia sigue siendo válida como "el experimento" propuesto por el comité de físicos que menciona la noticia antes referida. Dicho experimento suministrará información (significaciones) para la creación de nuevos significantes (concepciones) que puedan considerarse más específicos para el entendimiento (comprensión) por parte de distintos seres humanos (experiencias) acerca del mismo sujeto de estudio (el experimento, las experiencias). Sin olvidar que los científicos todavía no pueden discernir aquello que para los santos y maestros espirituales está tan claro que no amerita comunicación alguna por corresponder a una misma y unívoca experiencia de la que todos somos partes integrantes: la divinidad, el universo, la conciencia y cualesquiera otros nombres dentro del contexto de unidad de la experiencia que constituímos todos los seres (y no seres) del universo, y que todos alcanzaremos, inexorablemente, en algún momento.
Lo que queda establecido, en mi opinión, es que lo que solemos denominar conocimiento es un deseo, siempre insatisfecho, por alcanzar a denominar unívoca y certeramente, sin lugar a dudas ni posibilidades de diferenciación, mediante el lenguaje, la realidad de la que formamos parte. El conocimiento tiene que ver con nuestra manera sensorial de acceder a cuanto nos rodea, unido a la espontaneidad del pensar (significaciones de significantes), guiado por "algo más", la razón, que nos permite establecer principios (completación de la razón pura kantiana). Es el camino que el entendimiento recorre, en su finitud incapaz de abarcar la totalidad, mediante el discurso, y que la razón establece de vuelta para justificar el discurso. El entendimiento recorre el camino del discurso y la razón "justifica" (equilibra con la totalidad) el camino recorrido mediante los principios rectores y generadores del conocimiento: la totalidad puede recorrerse desde la focalización (figura y fondo) de la finitud humana, y puede retomarse desde la unidad rectora que permite comprender el todo constituído por las partes. Las experiencias son el discurso y la experiencia (cada ser humano) es el principio de concepción que abarca el discurso en sus diversas partes.