jueves, 21 de abril de 2016

Lo político y social de lo humano

En esta oportunidad quiero escribir sobre la situación política y social en Venezuela. Y mi interés se fundamenta en mi necesidad de expresarme sobre el contexto social que predomina, y mi curiosidad por practicar lo que las enseñanzas espirituales pudieran sugerir, en mi opinión, para contribuir a plantear puntos de vista que tomen en consideración a todos los actores, incluidos aquellos que consideran que tienen la razón sobre las circunstancias y aquellos que pudieran ser los causantes de dichas circunstancias. En tal sentido, ambos grupos son intercambiables para efectos de la consideración y planteamiento de soluciones a mediano y largo plazo, pues, como lo veo, se trata del viejo dilema de quién surgió primero entre el huevo y la gallina, y, en consecuencia, puede surgir un contexto de argumentaciones que bloqueen el objetivo más significativo: lograr que se establezca una mejor sociedad en la que intervengan todos los actores involucrados.
La primera idea que germinó en mi conciencia fue, precisamente, sobre la "conciencia", su significado y la "instrucción pública" como herramienta fundamental para la formación de, en primer lugar, Seres humanos responsables de su devenir, pues la consideración de que "Todo Ser humano crea, promueve y permite todo cuanto acontece en su vida" me es, cada vez, más obvio, a pesar de situaciones, circunstancias y medio ambiente. En segundo lugar, la formación de "ciudadanos". O sea, en el primer caso estoy considerando al "ser humano" como Ser trascendente a su naturaleza vulnerable y apetitiva (Ser Espiritual), y, en el segundo caso, me refiero al Ser humano como Ser Social, sujeto del "mandamiento" (más que "mandamiento" es "señalamiento" de su "posibilidad de trascendencia", que no es evidente en su condición sensorial y mental) de "Amar sobre todas las cosas y al prójimo como a sí mismo".
A través de la historia nacional y universal que me fue relatada en mi instrucción primaria, secundaria y superior, recuerdo que hay una serie de personajes que son significativos en la evolución de las ideas y planteamiento del devenir humano. En primer lugar, los personajes que se centraron en la naturaleza trascendente, pues tuvieron la condición de nacimiento que les facultaba para "ver" más allá de sus sentidos físicos, que originaron la "moral" ("ética"), o sea las denominadas "buenas costumbres" (y los "fundamentos racionales" que los sustentan). Esta primera vertiente elaboró, con el lenguaje escrito y oral, las "mejores reglas de convivencia" para alcanzar la trascendencia. El hecho que no tomaron en cuenta fue que "lo que" enunciaron en palabras, escritas y habladas, no contaba con referencias "tangibles", "visibles" o, en general, "sensoriales", que pudieran utilizarse como referencias y, en tal sentido, se prestaban para la elaboración de distintos significados, pues "el" significante no era posible de encontrar en el lenguaje "comprensible" para la naturaleza apetitiva y vulnerable del Ser humano. Lo que sí es "obvio", después de mucho trajinar por los caminos de la "reflexión interior" en la búsqueda de la "conciencia" que trasciende lo sensorial y su imagen mental y emotiva, es que, aquellos que tuvieron la condición de nacimiento que les permitió "ver" más allá de "lo" sensorial, imaginativo, emocional y mental, "siempre" hablaron en términos de "lo" positivo, aun cuando, algunos, utilizaron "negatividad" en sus acciones para confrontar situaciones y experiencias límites que permitieran a sus "seguidores" "apre-he-nder" aquello que precisaba ser "ejemplificado". En tal sentido, he llegado a "comprender" que "señalar" aquello que "considero" errado o "negativo" atenta (se opone) a lo que quiere lograr: tomar "nuevas" opciones para resolver situaciones "indeseables" o "infortunadas" "visibles" para los involucrados.
En segundo lugar están los personajes que, enfocándose en la organización social, modelaron, idearon y argumentaron sobre las mejores formas de "convivencia" para superar la condición apetitiva, vulnerable, imaginativa, emocional y mental humana. El modelo más significativo de dicha consideración es la denominada "democracia", en términos modernos, que supone la creación, dentro de lo social, de un "organismo" de fuerzas y contrafuerzas que se regularan entre sí en beneficio del conjunto. Lo más notorio en este planteamiento fue que, en los grupos humanos menos "instruidos y conscientes", el "organismo" se prestó a manipulaciones propias de la condición humana antes señalada.
El punto de partida para resolver el dilema de la convivencia es utilizar la "instrucción pública" para "crear" un modelo "educativo". En efecto, en mi opinión, la "instrucción" tiene que ver con "información", y tal información se presta a "interpretaciones", pues tienen un contenido que solamente se aprende en el largo plazo de la "experiencia", que va más allá de un "término" (edad) de vida, y, difícilmente, puede ser internalizado mediante los recursos "sensorio-motores" de "cada" Ser humano. La "educación", por el contrario, tiene que ver con una "conciencia" que "apre-he-nda", mediante un "modelaje", que siempre será "interno", en contraste con lo "externo". En tal sentido, la instrucción pública requiere de un replanteamiento de sus objetivos y recursos, centrando su objetivo primordial en "expandir" el estado de conciencia cotidiano para que todo aprendizaje surja de la experiencia (no de laboratorio, sino de vida). Esta sería una re-unión de lo que "pretendía" la "religión" con lo que "quería" la "instrucción". O sea, eliminar el "ritual" que ha sido propio tanto de la "religión" como de la "instrucción", para construir un nuevo modelo de enseñanza-aprendizaje que se enfoque en el individuo, y sus potencialidades personales, para transformarlo en un Ser en permanente "estudio, evaluación y evolución" en su contacto con el universo circundante: objetivo y subjetivo (objetos y semejantes).
La sociedad, como conjunto de individuos, se enfocaría en crear condiciones de convivencia y evolución grupal que abrace a cada individuo como participante activo para su beneficio e integración dentro de lo social; responsabilizándose de sus logros y carencias. El individuo, libremente, se convertirá en actor de sus intereses en confluencia con los intereses de la sociedad que lo abarca, lo recibe, y le permite el desarrollo de sus potencialidades. En términos crudos, cada individuo es su propio "vigilante", y la sociedad, simplemente, cohesiona sus potencialidades con las "necesidades, y potencialidades", cada vez más amplias, de dicha sociedad".
Queda, por supuesto, como corolario, la necesidad de transformar estas consideraciones en planes y programas específicos, tomando como punto del mayor interés la existencia actual de un "universo" de individuos que deberían "ser" integrados a la transformación de "lo social" para la convivencia, que implique una "continua" evolución y transformación que descarte una "paz" propia de los sepulcros en "entusiasmo" de balance y equilibrio dinámicos propios de la vida y la naturaleza, en la cual todo nace, se desarrolla y se transforma, ya sea mediante el "cambio", ya sea mediante la "trascendencia" de lo físico, que denominamos erróneamente (por la significación que le damos actualmente, según el grupo de visionarios capaces de verlo) "muerte".