miércoles, 14 de enero de 2009

Acción, pensamiento y experiencia 7

El pensar es un discurso, sea que el discurso utilice el lenguaje hablado, escrito o, simplemente, pensado (discurso interior, consigo mismo). Cuando el Ser humano crea el lenguaje, en mi opinión, lo hace para comunicarse con sus semejantes. Y, al comienzo, se trata de "señalar", de "indicar", aquello sobre lo cual se enfoca la atención para que sus semejantes dirijan su atención en la misma dirección y puedan realizar una acción conjunta. Aquí comienza el discurso, puesto que cada comunicación debe ser seguida por acciones o nuevas comunicaciones que la complementen para lograr un objetivo determinado. No podemos acceder a la manera en la que el Ser humano utilizaba sus facultades interiores, salvo en comparación con lo que "podemos imaginar" sobre el comportamiento animal. En todo caso pensar y discurso equivalen a lenguaje, sea hablado, escrito o interior.
La acción, por otra parte, es aprendizaje, es contacto activo con el medio circundante y los actores, semejantes o dispares. Usualmente hablamos del "ensayo y error" como el método de aprendizaje del Ser humano. En mi opinión, se trata más bien de "ensayo y comprobación", pues se realiza una acción con la finalidad de lograr un objetivo determinado y, en caso de no lograr el efecto deseado, modificar la acción para intentar el mismo objetivo, o mejorar la acción inicial con la finalidad de mejorar el logro obtenido. "Ensayo y comprobación" es un inicio del método científico. En efecto, el método científico es hipótesis (sobrentendida en el "ensayo y comprobación" como objetivo que se desea lograr), experimento (desarrollo del "ensayo y comprobación" que se hace consciente de la existencia de métodos o acciones - teoría - que han tenido éxito y son semejantes a las requeridas en la acción que se plantea) y comprobación (mediante el discurso hablado y escrito).
La experiencia es el resultado del intercambio del Ser humano con su contexto, humano y no humano, y comprende tanto la acción como el pensamiento enriquecido por los resultados de la acción. Sin embargo, es conveniente entender que el discurso (el lenguaje) está inmerso dentro de la acción como programación previa requerida para dicha acción. Es, en mi opinión, difícil de concebir que las acciones del Ser humano requieran un pensamiento previo para su ejecución, salvo las acciones que corresponden al aprendizaje escolar y similares, y a las acciones que intentan confrontar al semejante en estrategias que buscan desmejorar la situación de dicho semejante en provecho del que actúa. En este último caso se trata de usar el pensamiento o discurso interior en perjuicio del semejante o semejantes, lo cual es motivo del establecimiento de leyes que impidan tales perjuicios. También se utiliza el pensamiento o discurso en el caso de investigaciones que promuevan el enriquecimiento del conocimiento, sea estudiando sus fundamentos, sea buscando nuevas experiencias que validen o contradigan el conocimiento establecido.
El pensamiento o discurso ha sido utilizado por Seres humanos privilegiados (privilegiados por su naturaleza genética constitutiva que les otorga dones o recursos, maneras de ver el mundo y sus circunstancias, que no son comunes a sus semejantes) para establecer reglas de conducta (costumbres - morales y sociales) que permitan una mejor convivencia y logros de vida en comunidad. Igualmente, las leyes han sido, en su origen, motivo de reflexión para Seres humanos excepcionales (en el mismo sentido de "privilegiados") que han establecido marcos de referencia institucionales y sociales para la vida en comunidad de los Seres humanos cuya naturaleza apetitiva supera su condición de convivencia con sus semejantes ("Yo soy" que supera la condición apetitiva en beneficio de valores y niveles superiores de conciencia, y que entiende al semejante como representación de una unidad que supera la individualidad apetitiva).
Si logramos entender que acción y pensamiento son dos aspectos separados de la experiencia humana y nos dedicamos a la observación de nuestras motivaciones e impulsos primarios y a la naturaleza cambiante de nuestro mundo interior, en mi opinión, estaremos entrando en un proceso de elevación de la conciencia por encima del conocimiento circunstancial del entorno y entraremos en un proceso de entendimiento de nuestra unidad, y, consiguientemente, encontraremos más y mejores formas de aceptar, cooperar y convivir con nuestros semejantes y con la naturaleza que nos provee de cuanto utilizamos en la creación de una manera de vivir cada vez más alejada de las limitaciones y obstáculos de nuestra naturaleza física, emocional, mental y sub e inconsciente. En tal sentido, entraríamos a considerar la vida de los santos y maestros espirituales como el ideal que podemos integrar en nuestras vidas para nuestra evolución hacia los niveles de conciencia que ellos han alcanzado.