jueves, 19 de junio de 2008

Experiencia 25

El intento de hablar sobre un tema en particular es un enfoque, una experiencia y a la vez es la necesidad de compartir algo que se nos antoja representativo de aquello de lo que hablamos (o, mejor, en este caso, escribimos). En cuanto de la experiencia se trata, quiero encontrar aquello que es el fundamento de todo cuanto conozco (conocemos), de toco cuanto acontece (sucede) y que, posiblemente pueda ser experimentado "de la misma manera" por otro "ser" humano. Sin embargo, es más un deseo o intención que una posibilidad real, por cuanto cada "ser" humano se identifica con una "manera de ver el mundo", con una manera de insertarse en la realidad, producto de su experiencia particular.
Cuando nacemos venimos con lo que suele denominarse una "carga genética", caracterizada por la constitución genética de nuestros padres y sus ancestros (hasta llegar a los primeros seres humanos... si es que existieron tales "primeros"). En todo caso, nos referimos a la manera de enfrentar el mundo por parte de quienes nos precedieron, y cuya "manera", de alguna forma, se entretegió en su constitución biológica, y se transformó en material generador de nuevas "maneras" de ver potencialmente abiertas a nuevas experiencias o manejo de las situaciones que les toca vivenciar a cada generación sucesiva.
Junto con la denominada carga genética nos encontramos con las características biológicas, propiamente originales, si puede hablarse de tal forma, constituída por los denominados por Emilio Mira y López los gigantes del alma: miedo, ira, amor y deber. Este último puede considerarse una elaboración de los tres primeros junto con la experiencia propia de cada individuo de la sucesión de generaciones, y junto a lo que, posteriormente, con Kant, como punto culminante de concepción, se denominaron las categorías del entendimiento puro: cantidad (unidad, pluralidad, totalidad), cualidad (realidad, negación, limitación), relación (inherencia y subsistencia, causalidad y dependencia y causalidad recíproca - también denominada comunión o comunidad) y, finalmente, modalidad (posibilidad-imposibilidad, existencia-no existencia, necesidad y contingencia).
La experiencia es la acumulación de vivencias y maneras de manejar situaciones, circunstancias y relaciones que se suceden desde nuestro nacimiento. Comprende, tanto las características básicas y fundamentales de movilidad y organicidad propia del ente biológico denominado cuerpo físico como lo relacionado con el que podríamos denominar cuerpo psicológico, constituído por la imaginación, las emociones, la mente y el subconsciente, que es una especie de cuerpo reactivo (semejante a los reflejos del sistema nervioso del cuerpo físico, que reacciona ante los estímulos que lo afectan) formado a partir de determinadas vivencias particularmente significativas en nuestra historia personal.
En resumen, la experiencia viene a constituir lo que denominamos personalidad, que es la manera en la que nos enfrentamos al manejo de las acciones y reacciones propias del entorno en el que nos desenvolvemos. Si hablamos de certidumbre e incertidumbre en nuestro diario devenir, la experiencia es lo más cercano que podamos concebir como una manera de manejar las incertidumbres con las que nos encontramos, mediante la utilización de la "certidumbre" de anteriores manejos de situaciones, de alguna manera, semejantes a la que nos toca enfrentar en un momento determinado. Por esto es la base del conocimiento, pues tal es la intención de quienes, a partir de hipótesis, experimento y confirmación o rechazo de la hipótesis, intentan establecer una base común que permita el manejo del mundo que nos rodea de la manera más "útil" posible. Entendiendo que tal "utilidad" es de corto alcance y, probablemente, no es, dentro del contexto del universo que nos rodea, la mejor manera de lograr el equilibrio vital que nos interesa preservar, pues obviamos el mediano y largo plazo de nuestras acciones sobre el ámbito o universo que nos rodea. En todo caso, el conocimiento es una base común de manejo de situaciones, circunstancias y relaciones que, compartidas y entendidas por todos los seres humanos, tienen el objetivo de asegurar la preservación de la vida humana, dentro del universo que nos rodea y nos comprende. Tal vez la limitación que no hemos integrado todavía en el conocimiento es el de considerar que, más que la preservación de la vida humano, nos interesa la preservación del universo que nos comprende. Es, de alguna manera, la concepción de justicia que trata de explicar Platón en La República, pues tal Justicia es el equilibrio de todos los participantes en La República. Pero tal equilibrio se refiere al cumplimiento de su función específica por parte de cada constituyente o participante en dicha República, y no es referencia a la justicia, simplemente retributiva (y vengadora), de "ojo por ojo y diente por diente" de la vieja tradición bíblica judeo-cristiana.
Encontramos, así, que la experiencia, fundamento del conocimiento, es la acumulación de vivencias que nos conducen a lograr la mejor manera de interrelacionarnos con el mundo que nos rodea y con nuestros semejantes. En tal sentido, solamente los maestros religiosos y los santos han encontrado directivas válidas para manejar las situaciones, circunstancias y relaciones que encontramos en el devenir vivencial que nos integra con el universo y nuestros semejantes. Y, una vez más, volvemos al viejo precepto judeo-cristiano "Amar a Dios sobre todas las cosas, y al prójimo como a tí mismo", que requiere de largas explicaciones y aclaraciones para cada uno de los conceptos en dicha afirmación, y que, magistralmente, ha llegado a su etapa moderna y simplificada de: "Cuida de tí para que puedas cuidar a otros", "No te lastimes y no lastimes a los demás", y "Utiliza todo para avanzar, para aprender, para evolucionar...", establecida por el maestro espiritual John-Roger en sus enseñanzas que, como en toda enseñanza espiritual, gira alrededor de la palabra AMOR. No como sustantivo sino como verbo activo que implica AMAR situaciones, circunstancias, experiencias y semejantes en una sinfonía sinfín de "Amor Viviente".